UN MES EN LORD


“Sólo tengo 3 minutos, dime” – me respondió mi jefe a la petición de poder hablar con él… Y lo conseguí, me autorizó un permiso de un mes sin sueldo para poder pasarlo en el Santuari de Lord. Era el 19 de enero. Así, sin más… ¡no me lo podía creer!


El sábado 23 de enero emprendía mi décimo viaje a Lord en un año y medio. Yo era la primera sorprendida, ¿qué me estaba pasando?, ¿qué quería la Madre con esta estancia prolongada? Desde luego que me quería hablar… Yo le dije, nuevamente: “hágase, aquí estoy”, y feliz enfilé el coche hacia Lord.



Pero, ¿qué es Lord?

Lord es, ante todo, un Santuario de la Virgen, y por tanto, un lugar de gracias muy especiales. Está cerca de Solsona, en Lleida, en el Pre Pirineo (www.comunitatdelord.org). Allí María vive desde hace más de 1000 años. Ahora tiene una Hospedería que acoge a todo aquel que quiera crecer espiritualmente.

Está en una muela de más de 1200 m de altura y se llega andando por una subida escarpada de unos 15 min. Cuando llegas el espectáculo es impresionante y siempre amaneces con las nubes por debajo, en el valle.


Es un lugar privilegiado de silencio, recogimiento y aislamiento, y en la quietud del alma se puede escuchar la voz del Dios que llevamos dentro y puedes también escucharte a ti mismo.


“Solo estar aquí es gracia" - me dijo el Padre Joan al llegar, pero la clave está también en la respuesta, en esa oración tan recogida y sentida, que parece se prolonga a lo largo de todo el día. Vivir una Eucaristía, una Adoración, un Rosario, un Via Crucis en Lord es algo muy especial.


Es un lugar donde avanzamos en el camino espiritual y de alguna manera morimos a nosotros mismos para llegar a la plena libertad. Es importante vaciar el propio corazón para comprender y amar la Voluntad de Dios. Debemos partir desde nuestra propia realidad y asumir nuestros sufrimientos y limitaciones y ofrecerlos, ofrecer lo bueno y lo malo y que unamos nuestra vida a la plenitud de la vida con Cristo a través de María, la llena de gracia.

Y Lord es un lugar donde experimentamos cuánto nos ama Dios. En la propia experiencia de andar en el amor, haciendo una vida sencilla, campestre, sana, con equilibrio entre el "ora" et “labora”, sin grandes excesos pero con un gran deseo de vaciarnos de nosotros nos llenamos del AMOR de nuestro único Maestro y Señor, del Amor de una Madre y Reina que nos ama con locura. Ellos nos esperan, esperan a sus hijitos para colmarles de gracias y bendiciones.


¿Y para qué? No para quedarnos mudos, no, sino para bajar al mundo, pues el mundo nos espera, nos espera en nuestro quehacer diario y con las personas que nos ponen al lado.

Este mes me he escuchado a mí misma y he escuchado al Señor, a la Señora. Ha sido un caminito hacia la propia aceptación de mi realidad, que no rechace, sino que ame mis limitaciones, son el imán para la misericordia de Dios. Que siga el ejemplo de Sta. Teresita de Lisieux. Que le presente mis garabatos, dibujados con todo mi amor… Y, sobre todo, que me abandone totalmente en sus Manos, que ceda la caña y me ponga de proel en mi pequeño barquito... “sé de Quien me he fiado”. Y he ido bajando al corazón todo lo que he podido, asumiendo en la vida lo que por la razón he ido aprendiendo. ¡¡Y me he sentido tan querida!!

De las tareas asignadas, he sido un comodín. Por las mañanas, después del desayuno, me ocupaba de limpiar la ceniza del fuego de la cocina de leña y de la gran chimenea que hay en la misma cocina, y poner leña nueva, listas para ser prendidas. Hacía de pinche en la cocina, ayudaba a hacer mermeladas o limpiaba la Hospedería. Después de almorzar me ocupaba de dar de comer a las gallinas y recoger esos huevos suculentos, y por las tardes las tenía más libres, a menos que hiciera falta algo concreto.
Hay una pequeña Comunidad, pero da muchísimo de sí: el P. Joan, la Hna. Teresa – de 98 años – y los demás son laicos: Rosa, Ana Rita, Montse, Alex, Cesc y Nobuke.


“Sé feliz” – dice continuamente el P. Joan, y eso he hecho, ser todo lo feliz posible... He regresado a Madrid pero me siento otra, algo ha cambiado en mí, he crecido “sin ser notada”, y vivo más liviana y ¡¡feliz!!...

Lord es, sin duda, un lugar de gracias privilegiado y toda una escuela de vida. Lord te espera…




María Brunet

Madrid, 4 de marzo 2016

Comentarios

  1. Precioso María, y muy aterrizada la vivencia en Lord. Doy fe de que es un lugar al que hay que ir para dejarse mimar y abrazar por la Virgen,y su maternal presencia es una evidencia palpable.
    Muchas gracias por compartirlo.
    Belén

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