5 puntos para conocer y amar a la Virgen Maria
María es nuestra Madre y en nuestro camino de cercanía y encuentro con el
Señor Ella cumple un papel dinámico y fundamental. Para poder recorrerlo es
necesario aumentar nuestro amor filial para que sea Ella quien nos lleve de su
mano hacia su hijo El Señor Jesús.
5 claves que nos pueden que ayudar en este camino de conformación con Jesús a través
de Santa María:
1. Buscar
que María nos lleve de su mano en nuestro proceso de Conversión y Fe:
Convertirse todos los días como el primero –valga la redundancia– es la
primera clave para amar a María. El Señor nos pide cada día que le amemos. Y la
mejor manera es a través de su Madre, la Virgen María. Si buscamos a nuestra
Madre, el Señor se hará cercano a nosotros. María es la primera creyente, con
su fe alienta nuestro camino para que cada día crezcamos en confianza en Dios y
en sus promesas.
2.
Reconocer su presencia amorosa en nuestras vidas:
La Virgen María ¿está realmente presente en nuestras vidas? ¿actúa hoy de
forma real? La Madre de Dios, que es Madre de todos también –así lo quiso
Él– actúa en cada uno de sus hijos de una manera distinta. Unas veces es más
visible que otras, pero el amor es el mismo. Para ello, el Señor nos la regaló
para pedirle por nuestras preocupaciones y nuestras ocupaciones. Así Ella
estará presente en las situaciones más cotidianas de nuestra vida, para que
hagamos frente junto a Ella, a todos nuestros problemas.
3. Tener
siempre presente que María es Madre de Dios y Madre nuestra:
Juan Pablo II dijo una vez: “La maternidad virginal, reconocida y
proclamada por la fe de los Padres, nunca jamás podrá separarse de la identidad
de Jesús, verdadero hombre y verdadero Dios, dado que nació de ella”.
María es un nuestra madre y como buena madre no se cansa de esperar. Ella sabe que somos humanos y que fallamos. Aun así, no nos deja solos.
4. Para amarla debemos acercarnos a San José el
Padre de Jesús y esposo de La Virgen María:
San José es el perfecto intercesor, fue el mejor padre, el mejor amigo de
la Virgen y su mayor protector. Supo proteger a su Sagrada Familia y llevar a
cabo la misión que le había mandado el Señor. Por eso, ahora nosotros podemos
pedirle que nos ayude con las cosas de nuestras familias y las de nuestros
amigos, pues no dudará en echarnos una mano cuando lo necesitemos. El lazo
amoroso y espiritual que unía al Patriarca con la Virgen María hace que podamos
agarrarnos fuerte a sus manos y, a su vez, al regazo de Nuestra Madre. El Papa
Francisco tiene una estatua de san José durmiendo en su habitación y cuentan
que, cuando recibe documentación con asuntos graves, los deja –literalmente–
bajo su cuidado. Él es el protector de la Virgen y el padre adoptivo de Jesús.
Son muchos los santos que le han venerado, admirado y le han pedido
intercesión, contándose como numerosísimos los milagros atribuidos a él a lo
largo de XXI siglos de fe.
5. Acudir a Ella
rezando El Santo Rosario:
El rosario es un fiel aliado para conocer los
sentimientos y los amores de la Virgen. Desgranar las cuentas con una oración
pausada y recogida nos permite comprender que la Virgen se vale de dichos
ruegos para pedir abundantes gracias a Jesús. El Rosario es un instrumento
esencial para todos los cristianos que desean cooperar con la misión
evangelizadora de la Virgen María en el mundo.
María Vallejo-Nágera: “De María a María”
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