Estoy acompañado en la más profunda soledad


Existe una soledad no elegida que no hace ningún bien a quien la padece. Una soledad que deshumaniza porque ningún oído te escucha y nadie se acuerda de ti.

Existe, también, quien no puede estar a solas. Precisa estar conectado, compartirlo todo inmediatamente, que se sepa qué hago, cómo me siento o dónde estoy en cada momento.

Muy adentro, en el fondo de la persona, es donde Ignacio descubre que "el mismo Criador y Señor" se comunica "a la su ánima abrazándola en su amor". Se abre la puerta para buscar un tiempo de silencio total.

Solo. Sin nadie. Sin cosas. Con toda la atención puesta en ello. Quizás, entonces, descubra que, en realidad, estoy acompañado en plena soledad.

¿Te animas a hacer o renovar a fondo este descubrimiento?

Comentarios

Entradas populares