“Lo que me preocupa es la indiferencia”

En este momento, a esta hora. Cada minuto. Todos los días. Nos horrorice más o menos, en este instante hay 38 millones de personas en el mundo -casi la población de España- que está huyendo. 38 millones de personas perseguidas en todo el mundo y la progresión es escalofriante porque cada año son más. Sólo en Irak y sólo el año pasado: más de 2’2 millones de personas se vieron forzadas a abandonar su casa. Pero hay personas que contagian esperanza con su ejemplo. Personas que no huyen, que se quedan para aliviar la pena, la fatiga, el miedo y la falta de esperanza de quienes tienen que salir corriendo. Gente admirable. Una de ellas es el padre Douglas Bazi, el párroco de San Elías, Erbil, en el Kurdistán Iraquí.
Al padre Douglas le lanzaron cinco morteros mientras celebraba misa. Más tarde le dinamitaron la iglesia. Otro día le pegaron dos tiros en la pierna. Lo intentaron matar dos veces con bombas. Y finalmente lo secuestraron. Estuvo 9 largos días sin comida y sin agua. Le rompieron varias costillas. También la nariz. Le reventaron la boca con un martillo.

Durante el día sus secuestradores le pedían consejo sobre sus problemas personales, también les hacía de consejero espiritual, por la noche le torturaban. “Llegó un momento que pensé: bien mirado, morir por Cristo no es una mala manera de morir”. “Los rosarios más bonitos de mi vida fueron aquellos que rezaba con las cadenas con las que me ataron mis secuestradores”.

Ahora ha acudido a España para ofrecer su testimonio con motivo de la Jornada de Oración por los Cristianos Perseguidos, que se celebra promovida por Ayuda a la Iglesia Necesitada, y ha aprovechado para lanzar un grito de auxilio: “Estamos muriendo”.

Asegura que no le preocupa que Occidente se olvide de los cristianos perseguidos, “lo que me preocupa es la indiferencia”. Este sacerdote cuenta la decepción de los cristianos iraquíes ante la falta de reacción de Occidente, que no es consciente del peligro que supone el Estado Islámico. “La próxima generación del Estado Islámico llegará aquí porque los protegéis con la ley. Estáis acogiendo a gente mala. Lo que me horroriza es que vuestros hijos están en peligro. Tendrán problemas, sufrirán por el islam o serán islam”, advierte el Padre Douglas.

“No me sorprendió que me secuestraran, lo que sí me sorprende es seguir vivo”. Así de contundente se expresa el Párroco de la iglesia de San Elías en Erbil (Irak) a quien un día, después de celebrar la misa y de camino a casa de unos amigos dos coche le cortaron el paso para secuestrarlo. “Mi primer pensamiento fue: ‘Este es mi fin, me van a matar’”, recuerda el P. Douglas.

Le vendaron los ojos y le amenazaron con dispararle inmediatamente si veía a sus secuestradores. Lo metieron en el maletero de un coche y lo llevaron a una casa donde estuvo encerrado durante nueve días. “Sangraba muchísimo porque me habían dado muchos golpes en la cara con un martillo y con las rodillas”, relata.

“Me pusieron unas cadenas y unos grilletes. Allí pasé nueve días horribles”, recuerda y destaca que lo único que le consolaba en ese tiempo era rezar el rosario.

En ese tiempo, relata, pudo rezar los mejores rosarios de su vida con la ayuda de las cadenas, con los eslabones con los que lo tenían sujetado los secuestradores a los que aconsejaba durante el día y que lo torturaban por las noches. Nueve días en total en los que no recibió comida ni agua.

El secuestro fue sólo uno de los innumerables ataques que ha recibido porque además los grupos radicales lanzaron varios morteros mientras que él celebraba la misa. En otra ocasión pusieron una bomba en su parroquia y también le dispararon en la pierna.

“Nuestra comunidad se basa en cuatro puntos: Jesús, el Papa, el Obispo y el sacerdote. Por eso, cuando quieren atacar comienzan por el sacerdote porque así atacan la base”, asegura.

Además precisa que “en los últimos 100 años mi pueblo ha sufrido ocho olas de violencia contra ellos. En cuatro ocasiones se han visto forzados a salir bien del país o de la ciudad”, indica.

Según explica, los musulmanes radicales “no aceptan ningún grupo educado y los cristianos somos de los últimos grupos que quedan así”.

“El problema de Oriente Medio no es que se lucha por el petróleo, sino (musulmanes) sunitas y chiitas que pelean por el territorio. Eso es lo único que les importa”, señala.

Ante una situación tan dramática, el P. Douglas tiene muy claro que “nadie puede vivir eternamente en una caravana y menos familias enteras en habitaciones de pocos metros”. Por eso pide que se le ayude en la construcción o reubicación de los refugiados.

Además insiste en que uno de los puntos más importantes para salir adelante es crear oportunidades culturales entre los jóvenes: “Pertenezco a un país con más de 6000 años de civilización pero ahora no tenemos cultura, necesitamos educación, escuelas. Además es muy importante ver cómo ayudaremos en el futuro a nuestra gente cuando saquen el trauma que tienen dentro”.

“Muchos no quieren dejar el país. Nosotros estamos orgullosos de ser iraquíes y también de nuestra fe aunque Irak no lo esté orgulloso de que seamos parte del país”.
Cope.es

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