Una foto para meditar:


Se oye hablar mucho de los malos sacerdotes, de las monjas que no dan buen ejemplo. No debemos negar que existan casos pero tampoco generalizar cuando la realidad es mayoritariamente distinta.

Miles de hombres y mujeres consagrados a Dios dan su vida todos los días sirviendo en silencio, en lo oculto, lejos de las cámaras... y de la prensa. 

Supe que hace unos días en Francia el gobierno pidió quitar una estatua de san Juan Pablo II que porque hería la sensibilidad de un estado laico. 
Digo esto porque me llama la atención que cuando una persona tiene alguna necesidad va más bien a la Iglesia y no a la sede de los partidos políticos que impulsan ese tipo de medidas. Qué cosas. Y seguro que si un día uno de esos políticos necesitara ayuda la iglesia, un buen sacerdote o monja, jamás le va a cerrar las puertas.

Jorge Enrique Mújica, LC

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