CONVERSIÓN "QUE TODOS SEAN UNO"
La
palabra Metanoia, (conversión) y Metanoeo (convertirse) provienen del griego.
Podríamos decir qué, conversión significa:
* Cambiar de modo de pensar
* Poner en tela de juicio, analizar la propia
forma de
vivir y el modo común de vivir
* Dejar que Dios guíe nuestra vida
* No dejarse llevar por lo que opinen o piensen
los
demás.
También podríamos decir qué, convertirse implica:
* Dejar de vivir como vive la mayoria
* Dejar de actuar como los demás
* Dejar de justificarnos por actos equivocados o
malos, simplemente porque todo mundo lo hace
* Ver nuestra vida como la mira Dios
Por último, según lo anterior, deberíamos:
* Tratar de hacer el bien, aunque nos parezca incomodo
* No estar pendiente de lo que piensa la mayoría de
la
gente, sino de lo que piensa Dios
* Buscar y encontrar un nuevo estilo de vida, una
vida
nueva
Esto
no es ‘moralismo’ (el moralista pretende ser recto por sí mismo, sin que
lo ayude Dios).
La
persona que reduce el Cristianismo a la moralidad, corre el peligro de perderse la esencia
del mensaje de Jesús; el don de una nueva amistad, el don de la comunión con
Cristo y, por tanto con Dios.
Cuando
alguien se convierte a Jesús no tendría que ser autónomo moralmente, no debería querer edificar solo con sus fuerzas una bondad personal.
La
conversión implica todo lo contrario: dejar de ser autosuficiente, aceptar la
necesidad de los demás y, como no puede ser de otra manera, de Dios, de su perdón y de su amistad.
Debemos
tomar en cuenta que la conversión es social pero, ante todo, es un acto personal. Yo renuncio a "vivir como todos" y encuentro en
Dios mi responsabilidad personal.
El "yo" se une con el "tú" profundamente y así llega a ser un "nosotros".
En
la conversión debe de hacerse un nuevo "nosotros" en donde caminemos con Dios.
El
Evangelio se vive, no deben ser solo palabras. El Evangelio crea vida y crea
comunidad para caminar juntos. Si la conversión es solamente personal será
incompleta, necesita de lo social, cada persona debe hacer comunidad con los
demás para que la conversión de todos sea completa.
Resumen personal de una conferencia realizada por el Cardenal Joseph Ratzinger en el año 2002, hoy Papa Emérito Benedicto XVI.
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