MUCHOS LOS LLAMADOS, POCOS LOS ESCOGIDOS
Dios es quien por sus designios de amor y misericordia llama
entre los cristianos, personas para seguirle más de cerca viviendo la misma
vida que vivió Él al venir al mundo.
Los religiosos representan y reviven la vida de Jesús
mediante los consejos evangélicos de castidad, pobreza y obediencia. Se
entregan enteramente a Dios y a los hombres por medio de los votos religiosos,
y tratan de ir configurándose con Cristo o bien, se dejan configurar con Él.
Por eso, la vida religiosa es un don especial y esencial para la Iglesia.
El
Bto. Juan Pablo II afirmó que “sin la vida consagrada, la Iglesia ya no sería
de verdad ella misma.” los consagrados son llamados a contribuir en la labor
apostólica de la Iglesia, sin embargo, “el valor de su ser religioso es todavía
mayor”. De ahí la necesidad de este estilo de vida en la Iglesia que nunca se
extinguirá, aunque aparentemente parece desaparecer.
Que María, modelo perfecto de toda la vida consagrada
interceda por todos los religiosos, para que viviendo las exigencias que
comporta esta vida, sean otros cristos en el mundo que lleven la vida y la luz
a todos.
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