NO HAGAS ESPERAR A JESÚS
Seguir a Jesús exige entrega,
compromiso, perseverancia y sobre todo, fidelidad… el camino hacia Jesús es el
camino de la fe y de la confianza. Este camino hay que recorrerlo con la
seguridad de que, aunque Él envíe pruebas amargas, su Voluntad ha planeado solo
lo mejor para nosotros… Podemos tener la certeza de que Jesús, por encima de
todo, quiere nuestra salvación.
Para seguir a Jesús necesitamos transformar nuestras actitudes,
convertirnos… Conversión, contrario a la idea de algunos, no significa creer en
Dios, “También los demonios lo creen
y tiemblan”, nos dice Santiago (2,
19). Conversión significa volver el corazón a Dios y poner todo
nuestro empeño para vivir como Él espera que vivamos. Seguir a Jesús es amarlo
con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma, con todas nuestras fuerzas… es
hacernos sus testigos, y como los Apóstoles, llevarlo a quienes aún no le
conocen.
Hace
unos días conversaba con un amigo muy querido sobre la necesidad de testimonios
en nuestra Iglesia. Decía mi amigo que algo debíamos reconocer de nuestros
hermanos protestantes, con solo una chispa del Espíritu Santo, se afanan por
difundir la Palabra de Dios: viven evangelizando. Sin embargo, nosotros los
católicos, con toda la llama, no somos capaces siquiera de reavivar el fuego en
nuestros corazones.
La
falta de testimonios no representa una falta de conversiones, más bien señala
el miedo a mostrar públicamente lo que se siente profundamente en el corazón.
Durante
este último año he visto con alegría y admiración como mi esposa emprendió su
viaje de descubrimiento al catolicismo. Nacida luterana y criada en la iglesia
Asamblea de Dios, sentía que le faltaba “algo”. Ella nunca se apartó de Dios,
sino que se dejó guiar por Él en una búsqueda de muchos años y que finalmente
la trajo a las puertas de la única Iglesia fundada por Cristo sobre Pedro y los
Apóstoles: la Iglesia Católica. Lo más hermoso es que María Santísima es quien
le ha ayudado a comprender el inmenso amor que Dios le tiene… ¡La Virgen María
siempre nos guía hacia Jesús!
Como
en toda religión, hay católicos que nunca se han preocupado por conocer sobre
la riqueza teológica de su Iglesia y algunos se han dejado seducir por las
promesas de una salvación fácil y colectiva. Son estos quienes luego reclaman
conocer nuestra Fe y difunden errores que laceran nuestra Iglesia.
Como católicos, necesitamos abrirnos a Jesús y convertirnos en
sus testigos… Jesús nos llama a la santidad cuando nos dice, “Sed perfectos como es perfecto
vuestro Padre celestial” (Mateo
5, 48)… Aspiremos a la santidad y demos testimonio de su amor con
nuestras palabras… con nuestras actitudes… y con nuestras acciones… Demos
testimonio en nuestras familias… a nuestros amigos… y en nuestros trabajos…
Veremos nuestra vida transformarse con la fuerza del Espíritu Santo…
Puedes
estar seguro que Jesús también se ha fijado en ti y te está llamando en este
momento… no importa quien seas… no importa tu edad… no importa tu condición de
salud o enfermedad… si eres justo o pecador… Él te llama ahora, como lo ha
hecho cada día de tu vida… Solamente espera por ti…
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