" DESPIDE A LA GENTE "
Queridos hermanos y hermanas,
Para los discípulos era un día
como muchos de los que vivían con Jesús. Jesús había hablado del Reino de Dios,
había curado a muchos, empezaba a hacerse tarde y los discípulos ya estaban
cansados y dicen a Jesús: “Despide a la
gente”. Ya estaban cansados de la gente, todo el día rodeados de gente, querían
estar un poco tranquilos.
Su actitud es también un reflejo de la nuestra. Hoy en día pasa una cosa parecida: estamos rodeados de personas necesitadas (vecinos, familiares, gente que llama a nuestras puertas, etc.) y rodeados de situaciones complejas que nos abruman (refugiados, cristianos perseguidos, las víctimas de desastres naturales, etc.).
Al final todo esto cansa, y
podemos tener la tentación de los discípulos... “despídelos... que marchen...
no los quiero ver más... ya estoy cansado...”
Si esto nos ocurre debemos pedir
perdón: por los egoísmos, por las indiferencias, porque nos miramos el ombligo,
y no les miramos a ellos.
Y aunque nos sintamos cansados,
Jesús nos dice a nosotros, hoy, como dijo a los discípulos: “Dadles vosotros de comer”. “¡Dales tú de
comer!”.
Jesús, en aquel momento, sabe
perfectamente que sus discípulos no pueden
dar de comer a más de cinco mil personas. ¿Por qué se lo dice? Para que esta frase
pase a la historia, y desde aquel día todo cristiano pueda sentir que Jesús mismo,
le dice: “¡dales tú de comer!”. Jesús no quiere que nadie quede fuera, hay lugar
para todos, ¡¡el pan es para todos!! ¿Somos generosos? ¿Hemos entrado en un camino
de desprendimiento? ¿De compartir?
Y los discípulos ponen una
excusa... “no tenemos más que cinco panes
y dos peces”. Ponen su pobreza como un pretexto para no responder a lo que
la gente necesitaba. ¡No valen las excusas! ¡¡Aunque sea poco siempre se puede
compartir!! Unos pocos bienes, cinco panes y dos peces, salen de la esfera de
la posesión particular y entran en la esfera de los bienes a compartir, y se
multiplican. No fijemos la mirada en nuestras pobrezas, sino en la abundancia
del Padre de quien lo recibimos todo. ¡¡Él multiplicará!! No pongamos excusas. ¡¡Aunque
sea poco, siempre se puede compartir!!
En el relato de los discípulos
de Emaús, ellos reconocen a Jesús cuando parte el pan. Utilizando esta imagen
podemos decir que sólo al partir el pan, nos podrán reconocer como seguidores suyos.
Sólo cuando compartimos el pan, cuando lo partimos a favor de los demás, somos
reconocidos como discípulos suyos. Somos familia en la fracción del pan. Llegamos
a ser una familia cuando somos capaces de compartir, de partir el pan.
Todo esto se convierte inalcanzable
si no nos alimentamos del pan de Dios, ¡Dios se ha hecho pan, se ha hecho
alimento! ¡¡Qué gran misterio el que hoy celebramos!!
Todo esto se convierte inalcanzable
si Dios que es amor no habita en nosotros.
Todo esto se convierte inalcanzable
si no sentimos como nuestras las carencias de nuestros hermanos.
Todo esto se convierte inalcanzable
si no abrimos las manos de una vez para siempre, sin miedos...
Todo esto se convierte imposible
si no amamos la eucaristía como aquello que es: la presencia de Dios que quiere
cambiar nuestra vida para que amemos cada dia mas.
Francesc Jordana
Comentarios
Publicar un comentario
A la hora de expresarse tengamos en cuenta la ley de la Caridad