MARIA, NUESTRA ESPERANZA
Si la fe, como dice el Apóstol, no es otra cosa
que la garantía de lo que se espera, cualquiera
comprenderá fácilmente que con la concepción
inmaculada de la Virgen se confirma la fe y al
mismo tiempo se alienta nuestra esperanza.
Y esto sobre todo porque la Virgen desconoció
el pecado original, en virtud de que iba a ser la
madre de Cristo para devolvernos la esperanza
de los bienes eternos.
Quién con la contemplación del rostro de la
Virgen Inmaculada, no se siente movido a
observar fielmente el precepto de Jesús por
antonomasia, que nos queramos unos a otros
como él nos amo? Ella es el vivo rostro del amor,
amor por el hijo, por nosotros....también sus hijos.
Y por el amor que nos tiene, nunca dejará la Virgen
en persona de asistir a nuestros problemas,
por difíciles que sean.
Ave Maria....
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