SAN JOSE
El 19 de marzo celebrara la Santa Iglesia la memoria del grande y santísimo Patriarca José. ¡Qué modelo para los ejercitantes y para todos los hombres! A los que han realizado las meditaciones de la segunda parte de los ejercicios de San Ignacio , no les será difícil concebir en alguna manera a ese ejemplar de esposos, de padres, de fieles
.
Conocida es su misión providencial tan alta y divina, de la que lógicamente se deriva la gracia con que Dios le hubo de adornar y la santidad con que le hubo de disponer para realizar dignamente esa misión.
Conocida es su misión providencial tan alta y divina, de la que lógicamente se deriva la gracia con que Dios le hubo de adornar y la santidad con que le hubo de disponer para realizar dignamente esa misión.
Fue esposo verdadero, aunque hubiese guardado la virginidad la Virgen divinamente Madre. Padre legal, padre adoptivo, padre nutricio, tenido por la opinión pública como padre natural, según admirables planes providenciales.
"Tu padre y yo" dice María a Jesús (Lc, 2, 48). En otra parte leemos: "Jesús, según se creía, hijo de José" (Lc 3, 23). "¿No es este el hijo del carpintero?" (Mt 13, 55)
Cuando meditamos sobre las personas de la casa de Nazaret; en el viaje de Nazaret a Belén; en la huída de Egipto; en la vida oculta del Señor; en la pérdida y hallazgo en Jerusalén, necesariamente hemos de considerar la persona de san José; y hemos de concebirla por necesidad lógica como un hombre sencillo, lleno de la más pura dignidad; lo hemos de concebir modesto y dulce; lo hemos de considerar lleno de santo temor de Dios; horrorizándose del pecado, ansioso de la devoción y del fervor.
Si siguiendo el mismo sistema ignaciano, nos paramos a considerar sus "palabras", su hablar, ¡qué comedido, qué sobrio, cuan mirado, cuan fino, cuan prudente!
Si contemplamos por fin, sus "acciones", ¿creemos que pudo haber en él atolondramientos, turbulencia, inmodestia?....
Vosotros que habéis meditado sobre la persona, acciones y palabras del santísimo Patriarca; ea, tomad de él modelo; imitad las virtudes y perfección de tan simpático ejemplar.
"Tu padre y yo" dice María a Jesús (Lc, 2, 48). En otra parte leemos: "Jesús, según se creía, hijo de José" (Lc 3, 23). "¿No es este el hijo del carpintero?" (Mt 13, 55)
Cuando meditamos sobre las personas de la casa de Nazaret; en el viaje de Nazaret a Belén; en la huída de Egipto; en la vida oculta del Señor; en la pérdida y hallazgo en Jerusalén, necesariamente hemos de considerar la persona de san José; y hemos de concebirla por necesidad lógica como un hombre sencillo, lleno de la más pura dignidad; lo hemos de concebir modesto y dulce; lo hemos de considerar lleno de santo temor de Dios; horrorizándose del pecado, ansioso de la devoción y del fervor.
Si siguiendo el mismo sistema ignaciano, nos paramos a considerar sus "palabras", su hablar, ¡qué comedido, qué sobrio, cuan mirado, cuan fino, cuan prudente!
Si contemplamos por fin, sus "acciones", ¿creemos que pudo haber en él atolondramientos, turbulencia, inmodestia?....
Vosotros que habéis meditado sobre la persona, acciones y palabras del santísimo Patriarca; ea, tomad de él modelo; imitad las virtudes y perfección de tan simpático ejemplar.
P. Francisco de Paula Vallet, cpcr
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A la hora de expresarse tengamos en cuenta la ley de la Caridad