la grandeza del sello de Dios

   Pasando a más temas, en este viaje de retorno subí a este nuevo avión que es de los más avanzados en la actualidad, el Airbus 380. Y pude observar la grandeza del sello de Dios puesto en el alma de su creación, el ser humano. La inteligencia, la voluntad, el orden, y el deseo de construir algo bien hecho, y con espíritu de servicio; como muestra de este hermoso aeroplano moderno.

   Y Dios me vuelve a dar otra lección para que no me olvide de algo que también hablamos en los Ejercicios: la comparación de la Creación de Dios, y la mal llamada creación del hombre, mejor dicho “descubrimiento humano”.

   Luego de unas largas horas sentado en la butaca del avión decidí encender el moderno monitor individual que ofrece al pasajero todo tiempo de entretenimientos para que así pase “más rápido su tiempo”. Entre estos entretenimientos se destacan: películas, series de TV, juegos, música, y hasta libros de lectura. Es así que siguiendo por las elecciones que ofrecía este mundo de tecnología puesto al alcance de mis manos, encontré un documental dedicado a las creaturas de esta “Tierra” nuestra. Más aun, hablaba de los nuevos descubrimientos de nuevas especies en el Planeta. ¿Qué interrogante?¿Nuevas creaturas todavía en el día de hoy?
   Pues bien, decía el comentarista que en el fondo del mar se descubrían anualmente muchas nuevas especies y que este era un “mundo de descubrimiento constante de la creación”. Alguna de estas creaturas había sido capturadas en video y se veían realmente maravillosas, y con formas y colores hermosos habitando en medio de esa oscuridad que ofrece el fondo del mar. De todas maneras, sus melodioso movimientos brillaban ante la creación Divina, deslumbrando cada nueva creatura por el hecho de ser única y original dentro de todo este infinito.

   En este documental también se mostraba la cantidad de insectos que eran clasificados por su descubrimiento, y, que ascendía a las 6000  especies anuales. Uno de estos especímenes me intrigo pues era lo que en ingles se le refiere como “stick insect”, el cual su camuflaje es el de parecer un palito de rama. Es así que se encontraría uno que mide 56 cm de largo, y es único en su especie. En otra instancia del video se descubrieron nuevas especies que viven en tierra, y uno de ellos, era como un elefante en miniatura, el cual los biólogos comentaban las de estos en el movimiento de su pequeña trompa.
   Es aquí que volví a comprender que Dios continua siendo activo en la creación. Pues nos ama tanto que su creación es infinita e infiere que nos acordemos de Él, mostrándonos su poder pero en simple humildad y silencio. 
  ¿Y nosotros, nos acordamos de Él, o estamos inmersos en nuestras propias “creaciones” de este mundo? ¿Le damos a Dios el lugar que corresponde en nuestro corazón, o nos sentamos con nuestros aviones, edificios, y nuevos teléfonos celulares en el centro de la creación para alabarnos a nosotros mismos y creernos que somos creadores y no creados?

   Aunque estas “creaciones” del hombre, como el de este nuevo avión, nos sorprende y nos maraville, nada, pero nada,  puede ser comparada a la verdadera creación de Dios; puesto que es evidente que la complejidad encontrada en la creación divina de la más pequeña de las creaturas no puede ser comparada a la simplicidad de la creación humana, aunque este sea el de un avión Airbus 380.
   Es así, que otra reflexión se me representa y es parte de los frutos de los Ejercicios Espirituales. Es muy fácil perder la perspectiva de los valores reales que tratan de ser disfrazadas por la bandera del mal en este mundo. Como se viera en los Ejercicios, el llamado “humo del mundo”  pone en práctica el opacar la creación divina, para resaltar la creación humana haciendo a este esclavo de los ídolos de papel, de acero, y de la carne.

   Justamente, los Ejercicios Espirituales de S.I. de Loyola tocan la fibra humana para unirla a la divinidad de nuestro Señor Jesucristo; y para recordarnos que en la creación del Padre vemos su presencia viva y actual, que en la creación del Hijo comprendamos la relación de nuestra humanidad con su divinidad, y que en la creación de su Espíritu Santo podamos nosotros comprender el amor que Dios no brinda a cada uno, como también, entre nosotros como hermanos.
  En estos ejercicios, Dios fortalece nuestro espíritu para despertarnos del adormecimiento que el mundo, poco a poco, va ejerciendo sutilmente en nuestras vidas. Estas prácticas también nos llevan, de una manera clara y sencilla, a comprender que cada uno de nosotros hemos sido creados en el amor de Dios para aprender a amarlo y servirle en la misma intensidad y frecuencia como Él lo hace en nosotros en cada instante. Y nos pone de manifiesto que aunque somos seres imperfectos ante nuestro perfecto Dios, también somos merecedores de sus gracias y bendiciones cuando le damos el “SI” para que entre a realizar su obra en nuestros corazones.

   Este retiro nos hace mostrar ante Dios desnudos, como Adán en el paraíso. Y es desde esta perspectiva que descubrimos nuestras debilidades y fatalidades causadas por raíces de amargura que entorpecen la unión con Dios, y el feliz camino trazado para el ser humano. 
   La psicología humana, las tendencias del mundo, y el plan de Dios se mezclan de tal manera que estos ejercicios nos colocan en las coordenadas reales de nuestra existencia en el momento actual; pero yendo más allá que esta simple hipótesis, nos guían por el mapa de la vida llevándonos a aquellas coordenadas donde podamos atracar en buen puerto, y seguro.

  Para terminar, es imprescindible que tanto hombre o mujer, joven, adulto o anciano, bien constituido en la Fe o falto de ella, realice esta experiencia para conocerse bien a uno mismo, conocer a Dios, y como llegar a conocer el plan de Dios que tiene trazado para cada uno de nosotros; recordando que Dios en su amor, ya ha colocado nuestro en el “libro de la vida”.

   Hay tanto por decir sobre los Ejercidos Espirituales ofrecidos en esta casa de Mare de Déu de Montserrat, pero dejare al lector cerrar este capítulo para comenzar el suyo propio. Solo doy gracias a Dios por ello. 
Jorge Avenia

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