SED MISERICORDIOSOS COMO VUESTRO PADRE ES MISERICORDIOSO



He visto lo que es propio de la misericordia y he visto lo que es propio de la gracia: son dos maneras de actuar de un solo amor. La misericordia es un atributo de la compasión, y proviene de la ternura maternal; la gracia es un atributo de gloria, y proviene del poder real del Señor en el mismo amor. La misericordia actúa para protegernos, sostenernos, vivificarnos, y curarnos; es ternura de amor. La gracia obra para elevar y recompensar, infinitamente más allá de lo que merecen nuestro deseo y nuestro trabajo; difunde y manifiesta la generosidad que Dios, nuestro Señor, nos prodiga en su cortesía maravillosa. Todo esto viene de la abundancia de su amor. La gracia cambia nuestra flaqueza en consuelo abundante e infinito, la gracia convierte nuestra caída vergonzosa en un levantamiento sublime y glorioso, la gracia convierte nuestro triste morir en una vida santa y bienaventurada.



Cada vez que nuestra perversidad nos conduce, aquí abajo, al dolor, la vergüenza y la aflicción, la gracia nos conduce al consuelo, la gloria y la felicidad, y con tal sobreabundancia, que al llegar allá arriba para  recibir la recompensa que la gracia nos tiene preparada, agradeceremos y bendeciremos a nuestro Señor, regocijándonos sin fin por haber sufrido tales adversidades.



Y este amor bienaventurado será de tal naturaleza que veremos en Dios cosas que jamás habríamos podido conocer sin haber pasado por estas pruebas

Juliana De Norwich (1342- después de 1416)

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