EL POR QUE DE LOS EJERCICIOS ESPIRITUALES



El "alma mater" de todo el proceso.
Una metáfora ayuda a percibirlo... Un día le llevo flores a mi esposa a casa. Son flores muy hermosas. Se las doy y queda impresionada. Y mientras saca un florero, sonríe y me dice: "Esto significa tanto para mí, el que hayas pensado en mí. Estoy tan sorprendida"... Y qué tal si digo: "Bueno, soy tu esposo, es mi obligación" o "Bueno, en realidad, ¿sabes? había una oferta y… te soy sincero, no es que estuviera pensando en ti, pero el tipo me insistió" ...
¿Crees que todavía va a querer las flores? ¡NO! ¿Por qué? Porque ella quiere mi corazón. Si no tiene mi corazón, mis palabras y mis acciones no significan nada. 
En nuestra relación con Dios podría haber respuestas similares: "soy cristiano, debo hacer eso", "este año no pensaba estar en... pero el cura me pidió porque no había otro", "Dios necesita de mí para anunciarlo y no me puedo negar".
 


San Pablo escribe:"aunque hiciera... si no tengo amor, no me sirve para nada" (1 Cor.13,3). Jesús decía: "Escucha Israel: el Señor nuestro Dios es el único Señor; y tú amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas" (Mc.12,29). Dios quiere nuestros corazones.
Cuando tiene mi corazón y entonces percibo que todo lo que tengo, El me lo ha dado… "no me dan las manos" para intentar responderle haciendo Su Voluntad.
Cuando tiene mi corazón, empiezan a importarme las cosas que a Dios le importan. Me preocupo por aquello que le preocupa a Dios.


 




Pero... para que haya amor verdadero, tiene que haber diálogo, como en una pareja de enamorados. El "diálogo" con Dios calienta el corazón y lo inflama de amor por El, te cambia la mirada y te hace ver las cosas como El las ve, y esto necesariamente te moviliza.
Pregunta clave: ¿Cómo puedo conocer, en la práctica, "el camino al que estoy llamado", es decir, la Voluntad de Dios sobre mí? ¿Cómo puedodialogar con Dios, para ir entendiendo lo que El quiere y me dice?
 "Diálogo con Dios" (como suena: comunicación "de ida y vuelta") es precisamente a lo que enfocó San Ignacio de Loyola, sus Ejercicios Espirituales, que tienen por finalidad "buscar y hallar la voluntad de Dios".

¿Para que fuimos creados? Estamos tan ocupados que no tenemos tiempo para preguntarnos que propósito tiene nuestra vida…

En los Ejercicios, lentamente vamos gustando del silencio y
pasando del "saber" de El, al "sabor" de estar con El... de "permanecer en El".


En un "silencio activo", nuestro corazón se va apasionando… la fuente de la Sabiduría se hace presente y nos habla a través de los movimientos que percibimos en nuestro interior: estados de "consolación" y de "desolación".
Aprendemos a discernirlos con reglas que nos da San Ignacio, quien nos dice: "No es el leer y entender lo que satisface el alma, sino el sentir y gustar internamente". El Señor, nos va dando así las respuestas, y empieza un entusiasmo por conocer mejor los impedimentos que no nos permiten ser plenamente felices.

Sentimos la necesidad de que El nos libere de nuestro "Egipto" interior, de nuestra esclavitud. No somos "máquinas" (haciendo ladrillos los siete días de la semana como lo hacían los esclavos en Egipto), no valemos por los "ladrillos" que producimos... nuestra vida tiene otro propósito. Ya no es Moisés, sino Dios mismo en Jesús, quien nos conduce de vuelta al paraíso…
Nos muestra claramente a cada uno, nuestros impedimentos, y nos invita a elegir una reforma de vida en distintos aspectos de nuestro carácter, para que "ya" comencemos a vivir sacándole todo el jugo a esta vida que El nos regala…

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