“Esposas, estad sujetas a vuestros maridos”

La controvertida frase de san Pablo a los Efesios, “Esposas, estad sujetas a vuestros maridos”, fue la inspiración de un best-seller italiano en el 2011: Casada y sumisa: práctica extrema para mujeres sin miedo  (Vallecchi).
Costanza Miriano, su autora, está convencida de que muchos conflictos matrimoniales podrían resolverse si la mujer entiende su verdadero talento como esposa y madre: la sumisión del servicio. Los ejemplares de su libro pasan de mano en mano entre muchas italianas.
La editorial Nuevo Inicio (www.nuevoinicio.es), presidida por el Arzobispo de Granada, Javier Martinez, ha editado el libro en España con el título: ´Cásate y sé sumisa´ de la autora italiana Costanza Miriano. 
La editorial Nuevo Inicio es una iniciativa del arzobispo de Granada y «de unos fieles cristianos de la misión de la Iglesia», como «parte de su responsabilidad en relación con la dignidad cultural de la fe», según detalla en su página web.
«Cásate y sé sumisa», la novedad de la editorial, inaugura una colección sobre la vida experimentada a través de los ojos de la mujer y desde la fe cristiana, según detalla el Arzobispado de Granada.
Otro de los libros que Nuevo Inicio ha publicado de la autora italiana es el titulado: Cásate y da la vida por ella, que aborda el tema hablando del papel de los maridos. Este segundo libro de Costanza Miriano, sutilmente polémico, intenta de nuevo ser una ayuda para la salud del hombre y la mujer que viven juntos.
Le corresponde a la mujer llevar al hombre al encuentro de su virilidad, de su paternidad y del ejercicio de la autoridad. Este papel del hombre, digámoslo así, anda un poco extraviado. Por eso, nos topamos demasiadas veces con varones que viven desorientados en su propia casa, que están poco preparados para manejar las situaciones más delicadas y salvaguardar el equilibrio de la familia .
A los defectos de los hombres corresponden a menudo defectos de las mujeres: se alimentan recíprocamente. Y esta perversa complicidad se puede romper con una pizca de sabiduría y de experiencia y con mucha ironía. Apoyada en su profundas convicciones católicas, revisitadas con un espíritu muy de hoy y expuestas con un estilo brillante, la autora nos enseña a redescubrir el significado — y la valentía — del hombre y la mujer que viven juntos.
Entrevista en la RAI
En la Revista Misión (www.revistamision.com), Isabel Molina entrevistó así a Costanza Miriano:
- ¿Qué inspiró su libro?
- Fue una casualidad. Pasaba muchas horas en el teléfono, intentando convencer a una amiga de que se casara. Cuando le conté la historia de mi amiga a un colega, le expliqué que las expectativas de mi amiga sobre el matrimonio eran irreales; en muchos aspectos, era el novio quien tenía la razón. Veía que ellos podían ser felices juntos, pero no se decidían a comenzar esa felicidad por culpa de las ideas erradas que hoy tenemos sobre el amor y el matrimonio. Le dije también que la mujer tiene que ser capaz de mediar, de unir, en vez de dividir. A él le llamaron la atención mis ideas y me puso en contacto con la editorial.
- ¿Por qué cuesta hoy ese rol de unir?
- La mujer ha luchado tanto por la emancipación que, de paso, ha perdido un poco su identidad profunda, ese ‘genio femenino’, como lo llamaba Wojtyla en la encíclica Mulieris dignitatem.
- Hablar de ser ‘sumisas’ es muy osado. ¿Por qué eligió esta palabra?
- Yo no la elegí. Lo tomé de la carta de san Pablo a los Efesios. Parece una palabra ofensiva para nosotras, las mujeres de hoy, que no queremos renunciar a la lógica del poder. Sin embargo, la sumisión indica otra lógica: la del servicio recíproco, que es el servicio al que está llamada la mujer.
- Entonces, ¿el hombre domina?
El hombre está llamado a servir de una manera diferente: debe estar “listo a morir por su esposa, como Cristo murió por la Iglesia”. Su papel no es más fácil que el nuestro.
- ¿Qué significa ser sumisas?
- San Pablo nos recuerda que a las mujeres nos gusta controlarlo todo, decir la última palabra, manipular por detrás. Ser sumisas significa, literalmente, estar por debajo para ser el apoyo de todos los miembros de la familia, para acompañar a los más débiles. Es una cualidad propiamente femenina, a pesar de lo que diga la revolución feminista.
- ¿Puede ser feliz una mujer sumisa?
- Es nuestro verdadero talento. Podemos trabajar y tener mucho más éxito, pero lo que mejor sabemos hacer, y lo que responde a los deseos más profundos de nuestro corazón, es esa capacidad de servir y unir a las personas. El amor de la mujer es más altruista y lleva al hombre a “salir” de sí, mientras que la mujer recibe (la relación física es una representación de lo espiritual). Los hombres y las mujeres necesitan recuperar esos talentos específicos pues se complementan entre sí.
- ¿Cómo es una buena esposa?
- Una buena esposa sabe acoger con dulzura y paciencia. Mira a su marido desde un punto de vista positivo y acepta como bueno lo que viene de él. Pospone la confrontación: controla sus emociones y espera. Y nunca, jamás, contradice al padre delante de los hijos.
- ¿Se puede aprender a ser así?
- Tenemos un modelo: la Señora de la Medalla Milagrosa, con las manos y los brazos abiertos para recibir lo que le llega. Y debajo de sus pies, la serpiente –que es nuestra lengua– siempre dispuesta a criticar, a ver lo malo, a hacer hincapié en lo que falta.
- ¿Qué le aconsejaría a una joven para tener un matrimonio más pleno?
- Muchas jóvenes están decepcionadas porque hoy tenemos muchas exigencias del matrimonio. Anteriormente, el matrimonio era un medio para encontrar una casa; ahora queremos ser felices. Esto es razonable, pero debemos aceptar nuestras limitaciones y las del otro. El amor no es un sentimiento, es una decisión. Nos adherimos libremente, con toda nuestra voluntad, a elegir a una persona de por vida. Habrá momentos aburridos, pero tenemos que entrenar los ojos para descubrir la belleza inimaginable de la vida cotidiana. Quien salta de una historia a otra y no tiene el coraje de subir las cuestas, no puede ni soñar lo que es posible. 
Constanza con el Papa Francisco
- ¿Cuál es el principal reto que presenta el matrimonio en la actualidad?
- Dios ha desaparecido del horizonte y sin Dios, es imposible pensar en algo que sea para siempre. Anteriormente primaban las tradiciones y la gente se mantenía firme. Hoy, la idea de ser infiel, de seguir nuestros instintos, es el aire que respiramos. Hay como una conspiración en contra de la familia y solo la Iglesia da la batalla cultural por nosotros.
- ¿Qué cambio está provocando su libro entre las mujeres italianas?
- He recibido cartas de mujeres que dicen que les ayudó a cambiar su vida matrimonial. Muchas me agradecen porque han aprendido a querer mejor a sus maridos; algunas han decidido casarse; otras, han superado una crisis; y muchas católicas dicen que ciertas cosas no se escuchan ya en círculos religiosos, mientras que mi visión, la de San Pablo, es la que responde a los deseos profundos de sus corazones.
- ¿Está preparando otro libro?
Sí, estoy analizando la siguiente frase de san Pablo a los Efesios: “Maridos, estad dispuesto a morir por vuestras esposas...”. Si la mujer tiende a controlarlo todo, el hombre tiende al egoísmo. Por eso su llamada es la del heroísmo. El próximo libro es para ellos.

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