Todo el día oyes

La máquina de la limpieza que pasa a las seis de la mañana. 
Las noticias. 
Mi hermano que es un pesado y no deja de pedirme mis cómics. 
El zumbido de la lavadora. 
Los Dire Straits. 
Mi jefe. 
La gota que cae del grifo: tengo que arreglarlo. 
Mi respiración. 
Su respiración. 
Los gritos en el estadio. 
Las tonterías que me ha dicho. 
El vapor de la olla exprés. 
El bip del móvil. 
El ruido al empezar a fregar con la fregona. 
El clic de la puerta al cerrarse. 
Sus pasos, inconfundibles. 
El ruido de las llaves. 
El metro llegando a la estación. 
El rumor de la charla en la sala de estar. 
La radio de fondo...

Todo el día oyes.

¿Oyes, también, el silencio que te deja escucharLE?
Espiritualidad ignaciana 
 

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