JUNTO AL PADRE VALLET

    Sí. Ya estamos junto al P. Vallet en Pozuelo después de una hermosa mañana en Cervera (no sin aventuras en la carretera). En Cervera, antes del ofertorio de la Misa, las señoras auxiliares de Francia renovaron su compromiso al servicio de la Obra CPCR ante la Virgen del Coll de las sabinas.
    Llegamos tarde a Pozuelo, pero cual fue la emocionante sorpresa de ver que no solo nos esperaban nuestras hermanas sino también una docenas de señoras auxiliares de Pozuelo y alrededores. verdaderamente fue un encuentro emocionante. Con llas cenamos y con ellas tuvimos la Horas santa dirigida por el P. Barbier.
   Cuatro de estas señoras se quedaron toda la noche para la adoración. Nosotras fuimos asegurando una hora por turnos encomendando al Corazón eucarístico de Cristo tantas intenciones que tríamos en el corazón. 
   Esta mañana tras la bendición y la Misa hemos bajado todas juntas a la tumba del P. vallet.
   Después de desayunar hemos bajado a Madrid.
   El P. Vallet llego a Madrid por la mañana el día 19 de mayo de 1945. Se presenta a los hijos de san Francisco, en la Iglesia que hoy llamamos de san Francisco el Grande y donde con los participantes en las JMJ tuvimos una catequesis del Obispo de terrassa este verano. Esta Basílica la hemos podido visitar gracias a un guía amigo de nuestra Hna Mª Rafael. 
El grupo catalás de las JMJ con el Sr. Obispo de Terrassa.
   El Padre guardián del convento que recibió al P. Vallet era catalán y está feliz de dar refugio al héroe apostólico de su juventud: había conocido la epopeya de la O.E.P.,  y después había oído vagamente decir que el P. Vallet 'misionaba' en el sur de Francia. Y ahora lo tenía delante de él. 
   Con mucha caridad, va a acoger a este hombre que asombra al principio a los buenos franciscanos por su aparente pesimismo; pero, durante la conversación de la sobremesa, la comunidad descubre el realismo y el vigor de un alma completamente entregada a la tarea de conquistar y salvar.
   El Padre debe ahora encontrar un obispo que quiera acogerle. Empieza pues una serie de visitas. 

   Una de las personalidades encontradas le aconseja fuertemente que vaya a ver al obispo auxiliar, Casimiro Morcillo, hombre joven y lleno de celo apostólico. Sorpresa: "Pero, ¡si es el P. Vallet! Sí, le conozco. El 5 de junio de 1929, yo estaba en el puerto de Barcelona durante su embarco para América. Fui enviado a esa ciudad para colaborar en el Pabellón de las Misiones de la Exposición Universal, y como me interesaba desde el seminario por sus actividades apostólicas, me encontraba aquella mañana en medio de la  multitud de sus amigos. Sorprendido por lo que vi, incluso llegué a publicar después un artículo sobre su Obra y su apostolado en la revista 'Vida eclesiástica'". Charlan brevemente entonces, y al final le dice lo siguiente: "Padre Vallet, es preciso que se instale aquí, con los hermanos que puedan venir."
   Durante un segundo encuentro, algunos días más tarde, Monseñor Morcillo insiste: "Debe ir a ver a Monseñor Eijo, y pedirle claramente que autorice su instalación aquí, en Madrid." Y el P. Vallet le responde: "Monseñor, puesto que usted me lo dice tan categóricamente, déjeme pedirle que intervenga usted mismo personalmente ante el Obispo. Ello me vendría muy bien, y ¡que el Corazón de Jesús os ilumine!"
   En fin, el 14 de junio de 1945, día de su 62 cumpleaños, el P. Vallet, entra en el despacho del auxiliar. Se levanta, y con una emoción clara, le dice: "Querido Padre, venga, vamos a recitar juntos el 'Te Deum': Monseñor Eijo, con quien he hablado ayer hasta medianoche pasada, le acepta en Madrid, para que pueda establecer una casa y trabaje en su Obra."
  En una carta a Monseñor Pic, obispo de Valance en Francia, donde tanto ha trabajado, el P.Vallet escribe: 
   "Entonces mi corazón se dilató, mi pelo se erizó, y sentí escalofríos. Lo que yo pensaba que el Cielo me daba a comprender cuando estaba en Francia, era una realidad. Este 'Te Deum', nunca lo olvidaré… ¡Cuán bueno y misericordioso es Dios! Monseñor Pic ha sido el instrumento de Dios al indicarme este camino. El Espíritu Santo se sirve de los obispos para regir su Iglesia."
   Pronto el Padre reuniría una pequeña comudidad de españoles y se instalaría en Pozuelo de Alarcón para seguir desde allí lanzando su Obra, no sin dificultades.
   Y murió en Madrid, en la brecha, predicando en aquellos días calurosos de agosto del 1947 una tanda de Ejercicios a los Padres escolapios del Colegio de san Fernando. El, que había escrito años antes:
   « Que mi jubilación sea de morir en la brecha,en la trinchera, jamás en una pacíficajubilación burguesa sin ningún mérito.»
   Durante esta jornada nos reuniremos con las hermanas y las senoras auxiliares de Pozuelo y alrededores.

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