Salvar la proposición del prójimo

¿No te ha pasado que algunas veces la gente interpreta tus actos o tus palabras de un modo completamente ajeno a lo que tú quisiste hacer o decir? “Piensa mal y te quedarás corto”, es una expresión antigua que ejemplifica esta modo de pensar. ¿Y no te ha pasado que alguna vez tú también has hecho lo mismo?
Todos hemos estado allí, de un lado o del otro. Ignacio de Loyola supo reconocer bien esta situación y frente a ello planteó [EE.EE 22] la necesidad de “salvar la proposición del prójimo”, es decir pensar bien intencionadamente de las personas.
Quizás el mundo sería un poquito mejor si dejáramos de pensar mal, si dejáramos de creer que los actos, palabras y gestos de los demás buscan perjudicarnos. Tenemos que seguir apostando por la humanidad en las personas que nos rodean, y por la humanidad en nosotros mismos.
Puede que si nosotros empezáramos a salvar la proposición de los demás, otros también podrán mirar con buenas intenciones nuestros actos, nuestras palabras, nuestras miradas, nuestros gestos, nuestras sonrisas y nuestros silencios.
Espiritualidad ignaciana, Facebook

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