Comenzando la Cuaresma
Hoy puede que para muchos de nosotros sea un día de imaginar
propósitos, renuncias o promesas.
Quizás esto tenga algo de inevitable
ahora que nos vemos ya situados en el pórtico de la Cuaresma. Pero si no
estamos atentos corremos el riesgo de perdernos y de enmarañarnos,
alejándonos de Aquel que nos lleva suavamente a la Pascua.
Pues
frente a este peligro de despistarnos, Ignacio de Loyola nos invita a
que cada uno “procure tener ante los ojos siempre primero a Dios”.
Ojalá
podamos vivir nuestra Cuaresma así:
Que podamos pensarte
y sentirte al mismo tiempo.
Que podamos creerte y saberte
con nosotros, en nosotros.
Que podamos inundarnos de ti
diluirnos en ti.
Que entremos en tu flujo
y tu movimiento sea el nuestro.
Y que tu gracia sea la fuente de nuestra virtud
y tu sabiduría guíe nuestras conciencias.
Que seas Tú, el Amor, nuestra única divinidad.
y sentirte al mismo tiempo.
Que podamos creerte y saberte
con nosotros, en nosotros.
Que podamos inundarnos de ti
diluirnos en ti.
Que entremos en tu flujo
y tu movimiento sea el nuestro.
Y que tu gracia sea la fuente de nuestra virtud
y tu sabiduría guíe nuestras conciencias.
Que seas Tú, el Amor, nuestra única divinidad.
M. G. I.
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