EL ÚNICO MEDICAMENTO QUE LO CURA TODO!!
«Si para nosotros la experiencia de la infancia es algo
difícil, para ti no lo es, Hijo de Dios. Si tropezamos en el camino que lleva a
la comunión contigo según tu pequeñez, tú eres capaz de quitar todos los
obstáculos que nos impiden de hacer esto.
Sabemos que no tendrás paz hasta que
no nos encuentres según tu semejanza y pequeñez. Permítenos hoy, Hijo de Dios,
acercarnos a tu corazón. Haz que no nos creamos grandes por nuestras
experiencias. Concédenos, en cambio, que seamos pequeños como tú, para que
podamos estar cerca de ti y recibir de ti humildad y mansedumbre en abundancia.
No nos prives de tu revelación, la epifanía de tu infancia en nuestros
corazones, para que con ella podamos curar todo tipo de orgullo y de
arrogancia. Tenemos mucha necesidad […] de que reveles en nosotros tu
sencillez, llevándonos a nosotros, también a la Iglesia y al mundo entero, a
ti. El mundo está cansado y exhausto porque compite para ver quién es el más
grande. Hay una competencia despiadada entre gobiernos, entre iglesias, entre
pueblos, al interno de las familias, entre una parroquia y otra: ¿Quién es el
más grande entre nosotros? El mundo está plagado de heridas dolorosas porque su
grave enfermedad es: ¿quién es el más grande? Pero hoy hemos encontrado en ti,
nuestro único medicamento, Hijo de Dios. Nosotros y el mundo entero no
encontraremos salvación ni paz, si no volvemos a encontrarnos de nuevo en el
pesebre de Belén. Amen»
Padre Matta El Meskin (monje contemporáneo)
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