COMPARTAMOS LA LUZ!!
Celebramos la Epifanía, que quiere decir manifestación. Hoy Jesús se manifiesta
como luz para todos los pueblos, para toda la Humanidad, para todas las personas,
para todos nosotros.
Todos los pueblos y todas las personas estamos simbolizados por estos tres
magos de oriente que adoran al niño Jesús, al Hijo de Dios. Vamos a hablar un poco
de estos magos.
Mateo habla de “magos”... ¿eran personas que hacían magia? No. La palabra
“magos” que hacemos servir en catalán no está demasiado acertada, no es una buena
traducción. La palabra original significaría una persona “grande” “ilustre”, por
tanto, un sabio.
Lo que tenemos claro es que no eran reyes. El evangelio nunca habla de reyes,
ni el trato que reciben de Herodes es de reyes.
¿Eran tres? No lo sabemos seguro. Los tres presentes, oro, incienso y
mirra, hacen pensar que fueron tres. Los textos sirios y armenios hablan de doce
reyes, dato que San Juan Crisóstomo acepta como válida.
¿Cómo se llamaban? Los evangelistas hacen silencio sobre su nombre, y, hasta
el siglo VII no tenemos ninguna clase de referencia a sus nombres. Y, en el siglo
XII, San Beda hace una descripción de cómo eran cada uno de los reyes. “El primero fue Melchor, viejo, cano, de
barba y cabellos largos y grises. El segundo tenía por nombre Gaspar, y era
joven, imberbe y rubio. El tercero, negro y totalmente barbado, se llamaba
Baltasar”.
Hay un “cuento/tradición” que dice que los magos vuelven a sus países
convertidos en apóstoles de Cristo, de manera que cuando cuarenta años más tarde
el apóstol Tomás llega a aquellas tierras, encuentra que allá ya veneran a
Cristo, y consagra obispos a los tres sabios de oriente. Es un cuento muy poco
probable.
Lo que sí nos podemos preguntar es que pintan allá los sabios de oriente. ¡Esto
sí que es un hecho histórico! ¿Por qué la providencia, mediante una estrella,
ha hecho que llegasen allá? ¿Qué se nos quiere hacer entender?
Como he dicho al principio, hoy, Jesús se manifiesta como luz por todos los
pueblos, por todas las personas, por todos nosotros. Todos los pueblos y todas
las personas estamos simbolizados por estos tres magos de oriente, que
siguiendo la estrella, han descubierto la luz.
Rezaremos después en el prefacio: “Porque
hoy has revelado en Cristo, luz de los pueblos, el verdadero misterio de
nuestra salvación”.
Por tanto, la escena de hoy nos interpela: Cristo luz para todos. Sí, para
nosotros, pero, también para los que nos rodean. Imaginaros que vais andando por
una cueva oscura con un cirio encendido, y, alrededor tuyo hay personas que
también tienen cirio, pero, el suyo está apagado. De entrada dudas de compartir
la luz, quizás, te la apaguen, pero, si amas, ¡la compartes! No se puede ir por
la cueva a oscuras. Quien ha estado en una cueva lo sabe, puedes hacerte mucho
daño. Y al compartir la luz con los demás, poco a poco, la cueva se va iluminando...
Estamos en una cueva muy oscura, nuestra sociedad. Todos tienen cirio
(capacidad de Dios), pero, pocos lo llevan encendido. ¡Compartamos la luz! ¡No
nos la quedemos! Si amamos compartiremos la luz. Pidamos a Jesús que nos enseñe
a compartir esta luz. No la sabemos compartir demasiado bien. Pidámosle a Él
que nos enseñe. No se lo pidamos un día o dos, sino cada día. Porque por la cueva
no se puede andar a oscuras, acabarán haciéndose daño. Y esperemos el milagro
que poco a poco, la cueva, la sociedad, se vaya iluminando. Amén.
Francesc Jordana
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