CONSAGRACIÓN AL CORAZÓN INMACULADO DE MARÍA

El mensaje de Fátima es invitación y una escuela de salvación. Fue iniciado por el Angel de la Paz (1916), y completado por Nuestra Señora (1917). En grado heroico fue vivido por los tres pastorcitos.
El mensaje de Fátima, que es Evangelio, resalta los siguientes puntos:
– la conversión permanente,
– la oración, sobre todo el rezo del rosario,
– el sentido de la responsabilidad colectiva y la práctica de la reparación.
La aceptación de este mensaje trae consigo la consagración al Inmaculado Corazón de María, que es el símbolo esencial de un compromiso de fidelidad y de apostolado.
Las oraciones enseñadas en Fátima por el Angel y por Nuestra Señora ayudan a vivir el mensaje, que, como dice el Papa Juan Pablo II, es la conversión y la vivencia en la gracia de Dios (Fátima, 1982).

María Santísima se da a conocer a los pastorcitos como La Virgen del Rosario y les muestra su Inmaculado Corazón.

Juan Pablo II expresó numerosas veces que la visita de la Virgen y sus mensajes en Fátima son de gran trascendencia para toda la humanidad. El puso, la bala que traspasó su cuerpo en el atentado del 1981, como también su anillo papal, a los pies de la Virgen de Fátima. El ha beatificado a dos de los videntes (la tercera, Sor Lucía, murió en el 2005 y se espera que también sea beatificada).

Juan Pablo II peregrinó a Fátima tres veces, consagró el mundo al Inmaculado Corazón de María según ella pidió, elevó la fiesta del Corazón Inmaculado de María a Memorial Obligatorio. Es hora de abrir el corazón a nuestra Santísima Madre. El futuro de la humanidad depende de ello.

    “Si la Iglesia aceptó el mensaje de Fátima es porque este mensaje contiene una verdad y un llamamiento que son el contenido mismo del evangelio” Juan Pablo II

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