¿Se puede uno "des-bautizar"?

   Hoy celebramos nuestro aniversario.
   Hace un año, en esta solemnidad que marca el término de la vida oculta de  Jesus , nosotras empezabamos esta aventura bloguera.
  Ha sido un año entusiasmante gracias a la colaboracion de tantas buenas voluntades, y tantas personas que nos habéis estimulado y ayudado en estas modestas publicaciones. Unos enseñandonos el oficio de blogueras, otros dandonos ideas, articulos, historias, fotos, pareceres.... Que el Señor os bendiga a todos los que colaborais en este empeño de participar, aunque modestamente, a la Nueva evangelizacion de nuestro mundo.


  Hoy celebramos, como deciamos, la Solemnidad del Bautismo de Jesús que nos invita a renovarnos en el gozo de nuestro Bautismo por el cual somos 'hijos amado' de Dios, en Jesucristo.
   Desgraciadamente en nuestra sociedad muchos han perdido ese gozo, muchos no testimoniamos lo suficiente de la alegría de sabernos hijos amados de Dios.
   Por eso me ha parecido interesante compartiros un artículo del  P. Nicolas Buttet, suizo, fundador de la fraternidad Eucharistein. En él,  hace frente a la moda de apostasía que se levanta en nuestras sociedades de raíces profundamente cristianas:

  
   "Un drogata me decía un día:'Si el Dios de los cristianos fuera verdadero, estos deberían transpirar alegría, pues un Dios que da un sentido a la vida, ¡te cambia todo!'
  Este es  el punto central de la cuestión cuando hoy se practica tanto la apostasía, y que muchos buscan  'desbautizarse'. 
  Pero antes de hablar del 'des-bautismo', hay que hablar del gozo del Bautismo, este sacramento que nos reconcilia con Dios y hace de nosotros por la gracia, hijo del Padre, coheredero de todos los tesoros del Reino: ¡Qué felicidad!
  El Bautismo marca al bautizado de un sello imborrable. Como mi cuerpo está marcado por la herencia genética parental, mi nacimiento de arriba por el Bautismo imprime en mi alma el sello de Aquel que me engendra a esta Vida nueva. Marca que nunca se puede borrar, lo mismo que no podemos borrar nuestro patrimonio genético. De la misma manera que no podemos 'des-nacer', así mismo no podemos 'des-bautizarnos'.
   Por otra parte, el Bautismo no es un acto de adhesión a una asociación de la cual me puedo desafiliar. El sello del Bautismo permite al cristiano de vivir una vida nueva en Cristo, adorar a Dios y amarle como El nos ama.
  Este regalo del Bautismo, aún siendo un don gratuito de Dios, no es sin embargo un hecho mágico. Es un poder que puedo explotar en mi vida. 


   Mi libertad puede también hacerme vivir como si no existiera, o rehusar deliberadamente de ejercerlo. Esta decisión es lo que llamamos técnicamente 'apostasía', es decir, renuncia explícita a la religión... Muchos son los que hoy día acuden a los obispados para ser borrados del registro de los bautizados. En dichos registros sin embargo sólo cabe notar 'Fulano de Tal ha renegado de su Bautismo en la fecha....' Los promotores de tal acto exigen que se elimine a las personas definitivamente de tales registros. Tribunales de alta instancia como el de Coutances sostienen esta posición. Esta eliminación de un registro ¡no eliminará jamás el bautismo!
   Junto a esta apostasía explícita, hay también la apostasía silenciosa como la llamaba Juan Pablo II: "La cultura europea da la impresión de una 'apostasía silenciosa' del hombre satisfecho que vive como si Dios no existiera". Esta es más peligrosa, pues concierne a aquellos que continúan llamándose cristianos sin vivir plenamente la gracia del Bautismo.
   Benedicto XVI afirmaba justamente que "la apostasía de la época moderna reposa sobre la constatación de la desaparición de la fe en la vida misma de los cristianos." Y añadía: "Nuestros contemporáneos, cuando nos encuentran, quieren ver lo que no ven en ningún otro lugar, es decir la alegría y la esperanza que nacen del hecho de vivir con el Señor resucitado... sin este gozo no somos convincentes"  


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