"Mirad cómo se aman"

   Llegamos al final de esta Semana de oración por la unidad de los cristianos durante la cual se han multiplicado en tantos lugares las iniciativas de diálogo y acercamiento entre las diferentes iglesias. Demos gracias al Señor por todo ello pidiéndole que fecunde todos los gestos que no salen en las primeras páginas de los diarios de mayor tirada pero que son los que verdaderamente transforman al mundo desde el interior. 
  No es por casualidad que esta Semana concluye en la fiesta de la conversión de San Pablo. Es tan maravillosa y esperanzadora esta conversión. Aquel celoso judío fue alcanzado por Cristo quien le hace descubrir que lejos de estar muerto, aún vive, y sigue vivo en los miembros de su Iglesia.
  Cristo sigue alcanzando a los hombres y mujeres de este mundo que buscan la Verdad, aún sin saberlo, y a veces por derroteros que son insospechados para muchos. Pero cuenta también con una Iglesia que dé un testimonio de identificación auténtica con El. ¡Ojalá nuestros contemporáneos puedan descubrir en nosotros lo que se decía de los primeros cristianos. Que yo sepa, no se decía "mira como son competentes", "mira qué organizados", o "mira qué espabilados, qué buena suerte tienen". Lo qué si que consta es que se decía "mirad cómo se aman".

   Y como nos decía el Santo Padre la semana pasada, no dejemos de orar y trabajar por la unión, más allá de esta semana, uniéndonos a la oración y los deseos profundos que el Corazón de Jesús expresaba a sus íntimos momentos antes de su Pasión.
   "Que todos sean uno,
como Tu Padre y yo somos uno.
Yo en ellos y Tu en mi,
que sean perfectamente uno
para que el mundo crea"

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