El sueño de Don Bosco
En esta fiesta de San Juan Bosco, y en este sábado tradicionalmente mariano recordamos el célebre sueño del santo que nos ha de infundir tanto estímulo y esperanza para acudir a los auténticos remedios en nuestras vidas y en la vida de la Iglesia.
Don Bosco vio que una gran barca (la Iglesia) navegaba en un mar
tempestuoso piloteada por el Romano Pontífice, y a su
alrededor muchísimas navecillas pequeñas (los cristianos).
De
pronto aparecieron un sinnúmero de naves enemigas armadas de
cañones (el ateísmo, la corrupción, la incredulidad, el
secularismo, etc., etc.) y empezó una tremenda batalla.
A los cañones enemigos se unen las olas violentas y el viento
tempestuoso. Las naves enemigas cercan y rodean completamente a
la Nave Grande de la Iglesia y a todas las navecillas pequeñas
de los cristianos. Y cuando ya el ataque es tan pavoroso que todo
parece perdido, emergen desde el fondo del mar dos inmensas y
poderosas columnas
(o pilares). Sobre la primera columna
está la Sagrada Eucaristía, y sobre la otra la imagen de
la Virgen Santísima.
La nave del Papa y las navecillas de los cristianos se acercan
a los dos pilares y asegurándose de ellos ya no tienen
peligro de hundirse. Luego, desde las dos columnas sale un viento
fortísimo que aleja o hunde a las naves enemigas, y en cambio a
las naves amigas les arregla todos sus daños.
Todo el ejército enemigo se retira derrotado, y los
cristianos con el Santo Padre a la cabeza entonan un Himno
de Acción de Gracias a Jesús Sacramentado y a María
Auxiliadora. El sueño es detallado.
«La Iglesia
deberá pasar tiempos críticos y sufrir graves daños, pero al fin el Cielo
mismo intervendrá para salvarla. Después vendrá la paz y habrá en la Iglesia un
nuevo y vigoroso florecimiento».
La visión de los pilares es muy actual.
Debemos estar en sintonía espiritual con el Papa y cooperar con el de todo
corazón para que la barca, la Iglesia, avance junto a dichos pilares.
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