Generosidad: Recibir y dar


«Se daba la circunstancia de que el padre de Publio estaba en cama aquejado por unas fiebres y disentería. Pablo fue a visitarlo y, después de orar, le impuso las manos y lo curó. A la vista de esto, acudieron también los demás enfermos de la isla, y Pablo los curó. Fueron muchas las muestras de aprecio que nos dispensaron los isleños que, al hacernos de nuevo a la mar, nos suministraron todo lo necesario».  Hechos 28, 8-10 

Salmo 103, 1-5 Mateo 10, 7-8 

Reflexión 
Esta historia está llena de dar y recibir. Pablo recibe una solicitud poco común de parte de los isleños; Pablo ofrece curación al padre de Publio y a otros; habiendo perdido todo en la tempestad, los 276 reciben abundantes provisiones al hacerse de nuevo a la mar. Como cristianos estamos llamados a una solicitud poco común. Pero para poder dar tenemos que aprender primero a recibir –de Cristo y de los demás–. Más frecuentemente de lo que pensamos, somos receptores de actos de cariño de personas que son diferentes de nosotros. Estos actos apuntan hacia la generosidad y la sanación de nuestro Señor. Los que hemos sido sanados por el Señor somos responsables de transmitir lo que hemos recibido. 

Oración

Dios, dador de vida, te damos gracias por el don de tu amor compasivo que nos alivia y nos fortalece. Pedimos que nuestras Iglesias estén siempre abiertas para recibir tus dones de las demás. Concédenos un espíritu de generosidad hacia todos mientras caminamos juntos por la senda de la unidad de los cristianos. Pedimos esto en el nombre de tu Hijo, que reina contigo y el Espíritu Santo. Amén.

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