Conversión: Cambiar nuestros corazones y nuestras mentes
«Pablo había recogido también una brazada de leña; al arrojarla a la hoguera, una víbora, huyendo de las llamas, hizo presa en su mano. Cuando los isleños vieron al reptil colgando de la mano de Pablo, se dijeron unos a otros: “Este hombre es realmente un asesino; aunque se ha librado de la tempestad, la justicia divina no permite que viva”. Pablo, sin embargo, se sacudió el reptil arrojándolo al fuego y no experimentó daño alguno. Esperaban los isleños que se hinchara o que cayera muerto de repente. Pero, después de un largo rato sin que nada le aconteciese, cambiaron de opinión y exclamaron: “¡Es un dios!”». Hechos 28, 3-6
Salmo 119, 137-144 Mateo 18, 1-6
Reflexión

Oración
Dios todopoderoso, nos volvemos hacia ti con corazones arrepentidos. En nuestra búsqueda sincera de tu verdad, purifícanos de nuestras opiniones injustas de los otros y lleva a las Iglesias a crecer en la comunión. Ayúdanos a abandonar nuestros miedos, para que podamos comprendernos mejor unos a otros y al extranjero que está en medio de nosotros. Pedimos esto en el nombre del único Justo, tu Hijo amado, Jesucristo. Amén.
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