Confianza: No temáis, creed



«Pues anoche se me apareció un ángel del Dios a quien pertenezco y sirvo, y me dijo: “No temas, Pablo. Has de comparecer ante el emperador, y Dios te ha concedido también la vida de tus compañeros de navegación”. Por tanto, amigos, cobrad ánimo, pues confío en Dios, y sé que ocurrirá tal como se me ha dicho. Sin duda, iremos a parar a alguna isla». Hechos 27, 23-26

Salmo 56   Lucas 12, 22-34 

Reflexión 
En medio de la tempestad el ánimo y la esperanza de Pablo contradecía el miedo y la desesperanza de sus compañeros de viaje. Nuestra vocación común a ser discípulos de Jesucristo conlleva ser signo de contradicción. En un mundo desgarrado por los miedos, somos llamados a permanecer firmes como testigos de esperanza poniendo nuestra confianza en la providencia amorosa de Dios. La experiencia cristiana nos enseña que Dios escribe recto con renglones torcidos y sabemos que, contra todo pronóstico, no nos ahogaremos ni perderemos, ya que el amor fiel de Dios permanece para siempre. 

Oración 
Dios todopoderoso, nuestro sufrimiento personal nos lleva a gritar de dolor y nos encogemos de miedo cuando experimentamos la enfermedad, la angustia o la muerte de los seres queridos. Enséñanos a confiar en ti. Que las Iglesias a las que pertenecemos sean signos de tu solicitud providente. Haznos verdaderos discípulos de tu Hijo que nos enseñó a escuchar tu palabra y a servirnos unos a otros. Te pedimos esto con confianza, en el nombre de tu Hijo y en el poder del Espíritu Santo. Amén.

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