JESÚS HABLA CLARO ¿NOS ESTAMOS QUEDANDO CORTOS?



Queridos hermanos y hermanas,

Al escuchar las palabras de Jesús nos podemos sentir un poco abrumados, qué manera tan dura de expresarse, quizás sí...

Pero, ¿sabéis qué es realmente duro? Lo que es realmente duro, son los millares de refugiados que huyen del miedo, del hambre, de la guerra; lo que es realmente duro, son las mujeres que mueren cada año, por maltrato, los niños que son abusados sexualmente, los jóvenes que se dan cuenta, demasiado tarde, que la droga no es un juego; lo que es realmente duro, es no lo que Jesús dice en el evangelio, sino lo que los hombres hacemos, demasiado a menudo, con el mundo y con la vida humana. Lo que es demasiado duro, es lo que hacemos, al no vivir las enseñanzas de Jesús. Esto sí que es demasiado duro.

La vehemencia de las palabras de Jesús, en definitiva, nos habla de nuestra necesidad radical de ser salvados, de seguirlo a Él para salvarnos.

Y para no dejar dudas de que no es demasiado duro, aclaramos lo que dice Jesús: “Si alguno viene a mí y no pospone a su padre y a su madre…” La intención de Jesús es clara, no se trata de no amar el padre y la madre, que era uno de los preceptos más santos del judaísmo, sino de amar "aún más" Jesús. «Amar más», esta es la clave de la llamada que nos hace Jesús: amar más.  

Cómo pueden ser demasiado duras unas palabras, cuando al final lo que nos piden es amar más: amando encontramos nuestra realización personal, nuestra plenitud como personas, nuestra felicidad.

¿Es demasiado duro? Pienso que no. En temas donde nos jugamos nuestra felicidad, prefiero que hablen claro. Y el tema no es si es demasiado duro o no. El tema es si vale la pena seguirlo  o no vale la pena seguirlo. Que enlaza con la segunda idea...

Es un evangelio curioso. ¿Quieres seguirme? Pues, primero, siéntate y calcula. Sí, sí calcula. No te emociones demasiado, párate y haz recuento con realismo, mira tus medios para alcanzar el objetivo, no sea que hagas corto. Curiosas parábolas éstas... “¿Quién de vosotros,…no se sienta primero a calcular los gastos,…?”. Y en la segunda “¿No se sienta primero a deliberar…?”. El riesgo en las dos parábolas es el mismo: hacer corto.
Y todo esto lo dice referido a su seguimiento... “Si alguno viene a mí…”. ¿Qué nos está diciendo Jesús? Nos está diciendo “si me quieres seguir piensa, delibera primero, qué medios tendrás que poner para poder vivir este seguimiento, piénsalo bien, no sea que quedes corto”. ¿Nos estamos quedando cortos?

Hay una pregunta que es como la “prueba del algodón”, para saber si nos estamos quedando cortos o no nos estamos quedando cortos. La pregunta es: ¿con los medios que he puesto hasta ahora he conseguido amar a Jesús por encima “del padre, la madre, más que a la esposa y los hijos, más que la propia vida”? Si dices “sí”, no estás quedando corto. Si dices “no”, es preciso replantear cosas... Seguramente todos hemos de replantear un poco las cosas, ¿no?.

Y ahora que empieza el curso, es un buen momento, para sentase y deliberar. ¿Puedo amar a alguien a quien no conozco? ¿Conozco a Jesús? ¿Amo a Jesús? ¿Quiero seguir a Jesús? ¿Lo quiero seguir como Él desea ser seguido? Entonces, ¿qué medios tendré que poner? Quizás, me haría falta rezar un poco más. Defender más el compromiso que tengo de oración. Quizás, tendría que estar más en contacto con el evangelio. Quizás, tendría que hacer más lectura espiritual, o ir a misa entre semana. Quizás, tendría que hablar con alguien de las dudas que tengo. Quizás, este curso tendría que ir de Ejercicios Espirituales. Pidamos luz al Señor...

Francesc Jordana








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