DE DIOS OBTENEMOS TANTO COMO ESPERAMOS.




Deberíamos meditar estas palabras de San Juan de la Cruz;

<<De Dios obtenemos tanto como esperamos>>.

Dios no nos da según nuestras cualidades o nuestros méritos, sino según nuestra esperanza.
Esta verdad es extraordinariamente liberadora: aun suponiendo que todos nuestros recursos humanos y espirituales entren en bancarrota, siempre nos quedará la 
-invencible- esperanza.
La esperanza solo puede nacer de la pobreza. Lo cual demuestra en qué medida la pobreza en el espíritu es la clave de todo verdadero crecimiento en el amor.

Bienaventurados los pobres en el espíritu porque de ellos es el reino de los cielos. (Mt 5, 3.)

Jacques Philippe




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