LAICOS, LA VERDADERA VID
Ya Pío XII decía: «Los fieles, y más precisamente los
laicos, se encuentran en la línea más avanzada de la vida de la Iglesia; por ellos
la Iglesia es el principio vital de la sociedad humana. Por tanto ellos, ellos
especialmente, deben tener conciencia, cada vez más clara, no sólo de
pertenecer a la Iglesia, sino de ser la Iglesia; es decir, la comunidad de
los fieles sobre la tierra bajo la guía del Jefe común, el Papa, y de los
Obispos en comunión con él. Ellos son la Iglesia (...)».
Según la imagen bíblica de la viña, los fieles laicos —al
igual que todos los miembros de la Iglesia— son sarmientos radicados en Cristo,
la verdadera vid, convertidos por Él en una realidad viva y vivificante.
Es la inserción en Cristo por medio de la fe y de los
sacramentos de la iniciación cristiana, la raíz primera que origina la nueva
condición del cristiano en el misterio de la Iglesia, la que constituye su más
profunda «fisonomía», la que está en la base de todas las vocaciones y del
dinamismo de la vida cristiana de los fieles laicos. En Cristo Jesús, muerto y
resucitado, el bautizado llega a ser una «nueva creación» (Ga 6, 15; 2
Co 5, 17), una creación purificada del pecado y vivificada por la gracia.
De este modo, sólo captando la misteriosa riqueza que Dios
dona al cristiano en el santo Bautismo es posible delinear la «figura» del fiel
laico.
CHRISTIFIDELES LAICI ( extracto)
JUAN PABLO II
JUAN PABLO II
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