LA EUCARISTIA, PROYECTO DE SOLIDARIDAD PARA LA HUMANIDAD
La Eucaristía no sólo es expresión de comunión en la vida de
la Iglesia; es también proyecto de solidaridad para toda la humanidad.
En la
celebración eucarística la Iglesia renueva continuamente su conciencia de ser
«signo e instrumento» no sólo de la íntima unión con Dios, sino también de la
unidad de todo el género humano.
La Misa, aun cuando se celebre de manera
oculta o en lugares recónditos de la tierra, tiene siempre un carácter de
universalidad. El cristiano que participa en la Eucaristía aprende de ella a
ser promotor de comunión, de paz y de solidaridad en todas las circunstancias
de la vida. La imagen lacerante de nuestro mundo, que ha comenzado el nuevo
Milenio con el espectro del terrorismo y la tragedia de la guerra, interpela
más que nunca a los cristianos a vivir la Eucaristía como una gran escuela de
paz, donde se forman hombres y mujeres que, en los diversos ámbitos de
responsabilidad de la vida social, cultural y política, sean artesanos de
diálogo y comunión.
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