¡Madre, danos tu mirada!
Hoy he venido en medio de ustedes, es más, hemos venido todos juntos
para encontrar la mirada de María, porque allí está el reflejo de la
mirada del Padre que la hace Madre de Dios, y la mirada del Hijo desde
la cruz, que la hace Madre nuestra. Y con aquella mirada hoy María nos
mira.
Tenemos necesidad de su mirada de ternura, de su mirada materna
que nos conoce mejor que cualquier otro, de su mirada llena de compasión
y de cuidado.
María, hoy queremos decirte: ¡Madre, danos tu mirada!
Tu
mirada nos lleva a Dios, tu mirada es un don del Padre bueno, que nos
espera en cada encrucijada de nuestro camino. Es un don de Jesucristo
en la cruz, que carga sobre sí nuestros sufrimientos, nuestras fatigas,
nuestros pecados.
Y para encontrar este Padre, lleno de amor, hoy le
decimos: ¡Madre, danos tu mirada! Lo decimos todos juntos: ¡Madre, danos
tu mirada!
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