En los últimos Ejercicios Espirituales

   Eran mis primeros Ejercicios Espirituales. Me daba pánico, porque dejaba lo que más quería; a mi familia. Pero tenía que encontrar lo que más necesitaba; el amor de Dios. Sin él, sentía que ya no podía seguir adelante, se me estaban acabando las fuerzas. Me encontraba al borde de un precipício. Necesitaba aclararme y poner en orden mi vida y mis prioridades.
   Fue muy duro y muy intenso. Tantos sentimientos...nunca había vivido los Misterios como en estos Ejercicios. El contemplarlos de una manera tan profunda, me hizo sentir algo que nunca había sentido de esa forma.
  El segundo día lloraba de impoténcia y dolor, por el sufrimiento y desconsuelo que padecía por sentirme lejos del Señor, yo sola era la que me estaba alejando de Él, por el pecado y el dejarme engañar por el Demonio. Pero ya he aprendido la lección, como dijo la Madre Maria Lourdes, para fraseando al Papa: con el Diablo no se dialoga, porque es más listo que nosotros, pero Dios es más fuerte. Y pude confirmarlo al tercer día, por la tarde; el Señor se me reveló!!!! Que pasada! que sensación!; se me abrió el pecho y sentí un calor y un "subidón", que no eran normales. 
  Al acabar la meditación con el Padre Enrique, necesitaba salir fuera al aire libre y gritarle a Dios GRACIAS, GRACIAS POR TU AMOR INCONDICIONAL, rompí a llorar de alegría,  de ilusión, me sentía tan llena y tan querida, era algo increíble, que felicidad!
  Realmente, cuando abrimos nuestro corazón al Señor,  nos damos cuenta de que Él estaba ahí esperándonos con los brazos abiertos para regalarnos su amor. Porque sin duda es un regalo.
  Esto sí ha sido una experiéncia religiosa. Jejeje

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