SENDERO DE SANACION

   « Toda falta, aun grave y repetida, no debe ser otra cosa para nosotros que una marcha hacia una perfección más elevada.
   La Inmaculada no nos permite de caer, sino para sanar nuestro amor propio, nuestro orgullo, y para empujarnos a la humildad que nos hace más dóciles a la gracia divina.
   En tales circunstancias el diablo, por el contrario, busca suscitar en nosotros la falta de confianza, el abatimiento que no son otra cosa que un nuevo indicio de orgullo.
   Si conociéramos bien nuestra miseria, no nos sorprenderíamos de nuestras caídas, sino más bien de no haber caído más bajo todavía y más a menudo – lo cual agradecemos a Dios. Sin la gracia divina y la misericordiosa asistencia de María, no hay pecado que no seamos capaces de cometer.
   Dicho esto, no está en nuestro poder sentir continuamente la dulzura de la devoción a María: seria glotonería espiritual”
San Maximiliano María Kolbe a sus hermanos de comunidad

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