Ayudar y dejarse ayudar
Una vez me ofrecieron colaborar en un proyecto social. Allí se ayudaba a los niños del barrio para que tuvieran apoyo escolar y actividades de ocio sano, se organizaban campamentos de verano, se repartían alimentos a las familias, ... en fin, se hacía mucho bien a la gente.
Tuve también la oportunidad de conocer a la mujer que lo había iniciado todo. Ella contaba que había atravesado una fuerte crisis en su vida, hasta que apareció una persona que la ayudó. Y a partir de entonces, le quedó grabada esta idea: "siempre hay alguien que ayuda".
Ayudar es una palabra clave en la espiritualidad ignaciana. También lo es saber que todo viene de arriba, de Dios, a través de muchas circunstancias y personas. Continuamente tenemos nuevas oportunidades de ser ese alguien que ayuda. Y para ello, es importante saber reconocer, agradecer, y aprender de aquellas ocasiones en que otros nos han ayudado. A ayudar también se aprende dejándose ayudar.
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