“La alegría es el amor disfrutado”

 
 “Hermanos: Estad siempre alegres”... porque sólo contentos podemos acoger al acontecimiento más alegre de toda la historia de la Humanidad; el nacimiento del Hijo de Dios.
  Hoy día en que celebramos el domingo “gaudete” la liturgia (las lecturas y los textos litúrgicos de este día) nos llaman a estar alegres. ¡Alegres porque el Amor está cerca! ¡Alegres porque el acontecimiento que nos muestra el amor de Dios, que nos reafirma incontestablemente, sin dudas, el amor de Dios está cerca!
  La alegría y el amor van cogidos de la mano. La alegría nos viene de encontrar el amor de Dios que viene a nosotros en Jesucristo. Nos encontraremos con el amor, ¡cómo no estar alegres! Santo Tomas tiene una frase genial: “La alegría es el amor disfrutado”. Las palabras “alegría” y “amor” juntas, en una misma frase, e implicándose mutuamente. Cuando disfrutas amando, dándote, entonces, tienes la verdadera alegría.
  Podemos decorar mucho las calles, y las tiendas, pero la  verdadera alegría escasea. Porque la verdadera alegría nace del fondo del alma y está vinculada al amor.
  Cuando renunciamos a ser “para nosotros mismos” y nos construimos cada día “ser para los demás” nuestra vida se llena de sentido, de paz y de alegría. Jesús es un “ser para los demás”, y la encarnación lo muestra mejor que ningún otro acontecimiento de su vida.
Contemplar este abajamiento, siendo Dios se hace hombre, y lo hace por amor, nos ha de llevar a nosotros a “ser para los demás”. A olvidarnos de nosotros e ir al encuentro de los demás, especialmente de los más necesitados.
  Qué acierto que la liturgia nos vincule la alegría y el amor. El amor que viene a nosotros para hacernos capaces de amar verdaderamente.
  En la Navidad hay mucha alegría. ¿De dónde viene? Viene del Amor que allá descubrimos y  de la esperanza que se nos abre de poder amar con la fuerza de Dios. Que nuestra alegría navideña no sea superficial, epidérmica, sino de contemplar el Amor que nos quiere llenar de amor.
  ¿Y cómo podríamos concretarlo en nuestra vida? ¿Cómo puedo hacer crecer esta vinculación entre la alegría y amar?
  El sacerdote y escritor José Luis Martín Descalzo  escribió un libro muy bueno: “Razones para la alegría”. Y el subtítulo del libro era: “Cristianos, ¿Qué habéis hecho del gozo que os dieron hace dos mil años?
  ¿Qué hemos hecho de aquel gozo? ¿Qué hemos hecho de aquella puerta que Dios abría ahora hace dos mil catorce años? ¿Hemos abierto la puerta para encontrarnos con Dios, para encontrarnos con el amor?
  Pasemos al evangelio, donde contemplamos a Juan Bautista, donde aparecen dos conceptos esenciales: identidad y misión. A Juan Bautista le preguntan “¿Tú quién eres?”, “¿qué dices de ti mismo? Él contestó:- Yo soy la voz que grita en el desierto: Allanad el camino del Señor”.
  ¡Qué respuesta!, ¡qué saber quién es y quién no es! ¡Qué gran autoconocimiento! ¿Qué responderíamos nosotros a la pregunta: ¿Tú quién eres? Cristianamente hablando,  ¿qué responderíamos? Quizás, diríamos “un católico de toda la vida”, “alguien que siempre ha venido a misa”, “una buena persona”, “un pecador, necesitado de conversión”, “un seguidor de Jesús, un discípulo suyo”, “uno que ha vivido un encuentro con el Cristo”.
  No hay sólo una respuesta correcta. Cada uno tiene la suya, pero no todas son igual de “correctas”. En la oración busquemos nuestra respuesta más correcta.
Yo me definiría diciendo “alguien que descubrió un tesoro, vendió el campo, y ahora es tremendamente feliz”. En la oración respondamos la pregunta: “¿Tú quién eres?”
  Y después le preguntan a Juan Bautista por su misión: ¿”Entonces por qué bautizas”? Él explica lo que hace, bautizar, pero acaba haciendo referencia a Jesús, a su grandeza “al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia”.
  Cristianamente hablando Qué responderíamos nosotros a la pregunta: ¿y qué haces tú en en la Iglesia? ¿Cuál es  tu misión? Pregunta importante, porque plantea el sentido de misión que ha de tener todo cristiano. La misión no es ir a misa. La misa es el alimento para la misión. ¿Cuál es tu misión
en la Iglesia?
  Jesús viene, nosotros le hemos de allanar el camino amando verdaderamente y profundizando en nuestra oración ¿quién soy? Y ¿cuál es mi misión?
Mossén Francesc Jordana

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