controlarlo todo



Me encanta llegar a un sitio y dominar la situación, llevarlo todo adelante, saber lo que va a ocurrir, tener la agenda perfecta… en definitiva, controlarlo todo. Sin embargo cuando algo se tuerce parece que, como fichas de dominó, cae lo demás. Me agobio, todo va de mal en peor, no cumplo mis expectativas, no doy la talla y siento que no respondo a lo que de mí se espera.
Me paro y hago examen: ¿por qué me agobio? Si analizo las frases anteriores veo que el sujeto soy yo. Sí, me ha entrado el gol. Me he erigido como el centro de todo… toca el esfuerzo de salir de ahí y ponerle a Él.
En esa lucha escucho: "Venid a mí los que estáis cansados y agobiados, que yo os aliviaré".  
Así que suelto las riendas, confío y, como decía San Ignacio, actúo como si todo dependiera de mí, sabiendo que todo depende de Dios.

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