ejercicio de reflexión y oración con el Papa en Navidad
No concibo una Navidad en la que, a pesar del trasiego, no dedique unos minutos a escuchar y leer el Evangelio y las reflexiones sobre el Misterio
de Dios hecho hombre. Este acontecimiento, que paradójicamente queda
oscurecido por otras «luces» navideñas, es comentado y actualizado por
el Papa, hoy Francisco y antes sus antecesores, en la Misa de Nochebuena
y en la bendición Urbi et Orbe del día de Navidad.
Así que para facilitar este ejercicio de reflexión y oración, extraigo las frases del papa Francisco que más me han llamado la atención en esta Navidad 2014:
- La presencia del Señor en medio de su pueblo libera del peso de la derrota y de la tristeza de la esclavitud, e instaura el gozo y la alegría.
- En esto consiste el anuncio de la noche de Navidad.[…].Dios no conoce los arrebatos de ira y la impaciencia; Dios está siempre ahí, como el padre de la parábola del hijo pródigo, esperando atisbar a lo lejos el retorno del hijo perdido; y todos los días, pacientemente.
- La «señal» [que esperaban los pastores] es precisamente la humildad de Dios, la humildad de Dios llevada hasta el extremo; es el amor con el que, aquella noche, asumió nuestra fragilidad, nuestros sufrimientos, nuestras angustias, nuestros anhelos y nuestras limitaciones. El mensaje que todos esperaban, que buscaban en lo más profundo de su alma, no era otro que la ternura de Dios.
- ¿Cómo acogemos la ternura de Dios? ¿Me dejo alcanzar por él, me dejo abrazar por él, o le impido que se acerque? «Pero si yo busco al Señor» –podríamos responder–. Sin embargo, lo más importante no es buscarlo, sino dejar que sea él quien me busque, quien me encuentre y me acaricie con cariño.
- [La luz grande] la vio la gente sencilla, dispuesta a acoger el don de Dios. En cambio, no la vieron los arrogantes, los soberbios, los que establecen las leyes según sus propios criterios personales, los que adoptan actitudes de cerrazón.
En la bendición Urbi et Orbe, el Papa encomendó a Dios las
situaciones difíciles que y los conflictos que se extienden por el
mapamundi: Irak, Siria, el Medio Oriente, Ucrania, Nigeria, Libia, Sudán
del Sur, la República Centroafricana y varias regiones de la República
Democrática del Congo. Y además proclamó:
Pido a todos los que tienen responsabilidades políticas a que se comprometan, mediante el diálogo, a superar contrastes y construir una convivencia fraterna duradera.
Francisco se mostró especialmente serio al pedir la salvación de los niños víctimas
de la violencia, objeto de tráfico ilícito y trata de personas, o
forzados a convertirse en soldados; niños, tantos niños que sufren
abusos. Sin olvidar a los que son víctimas de enfermedades y a los niños hoy maltratados y muertos, sea los que lo padecen antes de ver la luz, privados del amor generoso de sus padres y sepultados en el egoísmo de una cultura que no ama la vida.
Y una frase desgarradora de condena: todavía hoy, su silencio
impotente grita bajo la espada de tantos Herodes. Sobre su sangre campea
hoy la sombra de los actuales Herodes. Hay verdaderamente muchas
lágrimas en esta Navidad junto con las lágrimas del Niño Jesús.
Y el Papa terminó su mensaje del día de Navidad con una última petición:
Que este poder divino, con su mansedumbre, extirpe la dureza de
corazón de muchos hombres y mujeres sumidos en lo mundano y la
indiferencia, en la globalización de la indiferencia. Que su fuerza
redentora transforme las armas en arados, la destrucción en creatividad, el odio en amor y ternura.
Teresa García-Noblejas
Profesionales por la ética
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