¿Servirá de algo?

   En más de una ocasión he escuchado esta pregunta de quienes miran con escepticismo las manifestaciones por la vida, las concentraciones entorno a los centros abortistas, las adoraciones contra los abortos y por las madres en dificultad.
  Salgo al paso compartiendo una de las últimas anécdotas, bien calentitas (del 28 de diciembre 2012) que he recibido estos días. Os la copio tal como la narra uno de los que la vivieron en carne y hueso.
  Pedro y Felipe (dos jóvenes de la Unión Seglar) están delante de un centro abortista, repartiendo folletos explicativos de lo que es un aborto. Llevan un buen rato.

   Un coche se detiene y de él baja una guapísima joven de unos 20 años con su madre. Los rostros serios de ambas, anuncian a Pedro y a Felipe el seguro drama que sufren sus conciencias. Para entrar en el matadero, pasan junto a Felipe, que le entrega el folleto explicativo de lo que van a cometer y, pensando en la hermosa criaturita que está a punto de ser asesinada, con inmensa pena le dice a la joven: "¡No lo hagas!"
  "…¡No lo hagas!" le repite ante la duda de ella, mirando profundamente sus hermosos ojos. 

   Y se quedó mirándola mientras entraba con su madre, camino del inframundo. Había dudado, lo vio en sus ojos.
Parroquia de la medalla Milagrosa en Barcelona donde se realizan iniciativas de oración por la Vida
  Pedro y Felipe estaban anonadados, pues la seriedad de ambas denotaba que no ignoraban la maldad del acto que pensaban realizar pero ¿Qué más podían ellos hacer para salvarles del drama que allí iba a acontecer? Solo orar.
   Decidieron rezar el Santo Rosario para pedir a Nuestra Madre que intercediese en sus corazones por la criaturita. Y lo rezaron entero. Y un segundo rosario tras el primero. Y puesto que no salían, un tercero… y por fin salieron ¡Y cómo salieron!
   La chica se le acerca a Pedro y sonriendo, literalmente le dice: “Tranquilo, no lo he hecho”.
   Pedro no se lo cree y pregunta vehementemente "¿Cómo? ¿Qué me has dicho? ¿Qué no lo has hecho? ¡Repítemelo!"
   "…Que no lo he hecho."
   "¿Qué no lo has hecho? ¿De verdad?"
   Y ella alegre, lo repite: "De verdad, ¡Que no le he hecho!"
  "¡Dios te bendiga! Ya verás, no te arrepentirás jamás ¡Dios te bendiga! ¡Qué alegría me das!... "
   Pero no era menos la alegría que la mirada de la chica demostraba.


  ¿Y qué queréis que os diga? Luego me fui a nuestra primera concentración unitaria contra el aborto, que fue un éxito como este pequeño gran milagro que vivimos con la inmensa alegría de saber que por nuestras oraciones, un hermoso niño vivirá y una preciosa madre no destrozará su vida para siempre. Francamente, como que todo son minucias.


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