DE MÚSICO DE CABARET A SACERDOTE SUPEREFICIENTE


   En mis últimas vacaciones leí su vida, contada a un periodista francés. Apasionante libro, sobretodo cuando te queda poquito y te preguntas aún pero ¿cómo este hombre ha terminado párroco en Marsella?
  Se trata de un clérigo francés cuya ejemplar actividad apostólica ha saltado ya a los medios de comunicación. La vida del padre Michel Marie Zanotti-Sorkine ha estado siempre en movimiento. Nació en 1959 y tiene orígenes rusos, italianos y corsos. A los 13 años perdió a su madre, lo que le causó una “ruptura devastadora” que le hizo unirse aún más a la Virgen María. 
  Al tener un gran talento musical, apagó la pérdida de su madre con la música. En 1977, tras ser invitado a tocar en el café “París”, de Montecarlo, se trasladó a la capital de Francia donde comenzó su carrera de compositor y cantante en cabarets que duró diez años. 
  Sin embargo, la llamada de Dios, recibida durante su infancia,  era más fuerte y en 1988 dejó los centros de diversión  y entró, primero con los dominicos,  por su devoción a Santo Domingo, con los que estuvo cuatro años. Ante la fascinación por San Maximiliano Kolbe se fue a la orden franciscana, donde también permaneció cuatro años. De allí salió al seminario de Marsella donde fue ordenado como presbítero. Además, de su música, dedicada ahora a Dios, también es escritor de éxito: ha publicado ya seis libros  y alguna colección de poesías.
  Como sacerdote, ha revolucionado la iglesia francesa: asumió la dirección de una parroquia que iba a ser cerrada y demolida, situada en un barrio con una enorme presencia musulmana, en Marsella,  ciudad donde menos del 1% de la población es católica practicante.   En 2004, la parroquia de San Vicente de Paúl,  en el centro de la ciudad,  permanecía cerrada durante toda la semana y, el domingo,  la única misa se celebraba en la cripta a la que apenas acudían 50 personas.
  Nada más llegar y con la ayuda de un grupo de laicos renovó la parroquia, la limpió y la dejó resplandeciente. Para él éste es un motivo por el que  la gente opta por volver a la iglesia. “¿Cómo quiere que se crea que Cristo vive en un lugar si todo no está impecable?, es imposible”.
 Este sacerdote asocia a los laicos cuidando mucho de que estos cumplan sus compromisos familiares y sociales.
  Lo que hizo después fue abrir el templo todos los días y celebrar en el altar mayor. La clave para este sacerdote es la “presencia”: hacer presente a Dios en el mundo de hoy. Las puertas de su iglesia están todo el día de par en par y viste de sotana porque “todos, cristianos o no, tienen derecho a ver un sacerdote fuera de la iglesia”. 
  Para el padre Michel, el sacerdote lo es 24 horas al día. «El servicio debe ser permanente. ¿Qué pensaría usted de un marido que en su camino a su oficina por la mañana se quitara su alianza?». En este aspecto es muy insistente: «en cuanto a aquellos que dicen que el hábito crea una distancia es que no conocen el corazón de los pobres para los cuales lo que se ve dice más de lo que se dice».
  Una de las iniciativas principales del padre Zanotti-Sorkine, que aplicó para revitalizar la fe de la parroquia y conseguir  afluencia de gente de toda edad y condición social, ha sido la confesión. Antes de la apertura del templo a las 8 de la mañana ya hay gente esperando en la puerta para poder acudir a este sacramento o para pedir consejo a este sacerdote francés. Tal y como cuentan sus feligreses, el padre Michel Marie está buena parte del día en el confesionario, muchas veces hasta pasadas las once de la noche. Y si no está ahí, siempre se le encuentra vagando por sus pasillos o en la sacristía sabiendo, que es necesario  que los sacerdotes estén siempre visibles y cercanos para salir en auxilio de todo aquel que lo necesite.
  La liturgia ha tomado el punto central de su ministerio y mucha gente ha sido atraída a esta iglesia por la cuidada celebración de la Eucaristía, ya que para él: “Ésta es la belleza que conduce a Dios”. Las misas están siempre repletas y en ellas hay procesiones solemnes, incienso, cánticos cuidados… Todo hecho al detalle. “Le doy un trato especial a la celebración de la Misa para mostrar el significado del sacrificio eucarístico y la realidad de la Presencia”.
  Por otra parte asegura que “La vida espiritual no se concibe sin la adoración del Santísimo Sacramento y sin un ardiente amor a María” por lo que introdujo la adoración y el rezo diario del Rosario dirigido por estudiantes y jóvenes.
  Ahora la iglesia permanece abierta casi todo el día y hacen falta sillas adicionales para albergar a los fieles. Más de 700 todos los domingos, número que aumenta en las grandes fiestas. Casi 200 adultos se han bautizado desde que llegó, en 2004; 34 en esta última Pascua. Se ha convertido un fenómeno de masas no sólo en Marsella sino en toda Francia, con reportajes de los medios de todo el país, atraídos por la cantidad de conversiones.
  Un grupo de jóvenes que tuve ocasión de encontrar en el seminario de Toulon el año pasado, se han puesto bajo su guía para ser sacerdotes siguiendo su modelo de sacerdocio, y nos compartieron su regla de vida evangélica. Algunos de ellos son jóvenes ejercitantes de nuestras casas en Francia.
  Sus sermones son también de lo más esperado e incluso sus feligreses los cuelgan en Internet. En ellos llama siempre a la conversión, por la salvación del hombre. En su opinión, la falta de este mensaje en la Iglesia de hoy “es quizás una de las principales causas de la indiferencia religiosa que vivimos en el mundo contemporáneo”. Ante todo, claridad en el mensaje evangélico. Por eso advierte de la frase tan manida de que “todos vamos a ir al cielo”, es para él “una canción que puede engañarnos” debido a que hay que luchar, empezando por el sacerdote, para llegar al Paraíso.


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