SANTA CURIOSIDAD Y SANTA ALEGRÍA


Los pastores se apresuraron. 
Les movía una santa curiosidad y una santa alegría. 
Tal vez es muy raro entre nosotros que nos apresuremos por las cosas de Dios. Hoy, Dios no forma parte de las realidades urgentes. 
Las cosas de Dios, así decimos y pensamos, pueden esperar. 
Y, sin embargo, él es la realidad más importante, el Único que, en definitiva, importa realmente
¿Por qué no deberíamos también nosotros dejarnos llevar por la curiosidad de ver más de cerca y conocer lo que Dios nos ha dicho? 
Pidámosle que la santa curiosidad y la santa alegría de los pastores nos inciten también hoy a nosotros, y vayamos pues con alegría allá, a Belén; hacia el Señor que también hoy viene de nuevo entre nosotros.
Benedicto XVI, Homelía de la Nochebuena 2012

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