Acontecimiento Guadalupano
"El Acontecimiento de las
apariciones de María de Guadalupe al indio san Juan Diego en 1531 tuvo una
repercusión decisiva para la evangelización, con un influjo que va más allá de
los confines de la nación mexicana, alcanzando a todo el continente.
Inmediatamente después de las apariciones, se verificó una impresionante conversión en masa, tanto de los
indígenas como de los españoles.
Un signo concreto de la importancia del
Acontecimiento Guadalupano fue esta conversión y devoción a la Virgen y -a
través de Ella- a Jesucristo; que constatamos hasta nuestros días, con la
presencia en el Santuario de más de veinte millones de personas cada año.
En palabras sencillas, el culto a
la Virgen de Guadalupe se manifiesta -desde entonces hasta nuestros días- como
una verdadera evangelización; se puede observar que el acontecimiento
guadalupano permite entender la esencia del Evangelio y mueve de tal forma las
almas, que la conversión a Jesucristo es una manifestación patente de ello.
Esto permitió que se llevara a cabo la evangelización de todo un pueblo que
estaba naciendo.
De hecho, se inicia entonces una
devoción que nadie podrá detener y que se fue profundizando y extendiendo hasta
el día de hoy, no sólo en México, sino en las más variadas naciones, quienes
son guiadas de la mano por la Estrella de la Evangelización hasta su Redentor
en una evangelización perfectamente inculturada.
En
resumen, podemos afirmar que --como sucede en el acontecimiento guadalupano- la
Nueva Evangelización requiere también de una auténtica 'inculturación'. La
evangelización, si se produce correctamente, ha de dar lugar al fenómeno de la
inculturación, entendida como presencia y fruto de la fe en el seno de una
cultura determinada. Considero que éste es un importante reto de la Nueva
Evangelización."
Monseñor Enrique Glennie Graue,
vicario general
de la Archidiócesis de México
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