CONSAGRACIÓN A LA SAGRADA FAMILIA DE NAZARET


  Sin darse cuenta cada vez más las familias copian modelos familiares inspirados en la televisión, en el cine, en las novelas, en los ejemplos que han conocido entre sus familiares, amigos y conocidos. Estos modelos, con muchísima frecuencia, son dañinos, porque conducen a la desorganización de la vida familiar, a grandes frustraciones, a rupturas de la convivencia. 
  Dios nos ha hecho el regalo de un modelo de familia bien lograda, sin decepciones, ni idealismos utópicos. Una familia muy al alcance de todos y cuyos componentes nos quieren ayudar al éxito de vida que ellos han logrado, viviendo el amor verdadero, la piedad verdadera, la solidaridad verdadera… 
   ¿No valdrá la pena copiar conscientemente el modelo de la familia de Nazaret? Fue el hogar que Dios Padre preparó para su propio Hijo. 
  Imitar las virtudes del hogar de Nazareth en el contexto de hoy no significa recrear las condiciones de vida de los tiempos de Jesús. Significa vivir hoy esos valores de relación que nunca se vuelven anticuados porque no envejecen. Son valores que son tan necesarios hoy como en todos los tiempos. 
   Consagrar el hogar a Jesús, José y María es no sólo invocar su presencia en la vida del hogar sino también hacer que esta presencia sea posible por el estilo de vida que se empeñan en promover sus miembros. 
   La preparación a la Navidad es una fiesta muy propicia para esta consagración. Ante el Pesebre, a la espera del Salvador con José y María os invitamos a consagrar nuestros hogares para que sean hogueras de amor y de unidad que enciendan este mundo que se apaga y se muere. Las familias que participaron a nuestra Vigilia de Navidad apreciaron mucho poder realizar esta consagración: 
“Padre Celestial, que has preparado el hogar de José y María 
para la llegada de tu Hijo, Jesucristo, 
queremos consagrar nuestra familia a la Sagrada Familia de Nazaret. 
Queremos que en nuestro hogar nos empeñemos 
en realizar el plan que has trazado para nuestras vidas. 
Danos la gracia de esforzarnos en practicar en nuestra vida diaria 
los valores y las virtudes que son necesarios para hacer que: 
- el amor venza nuestra tendencia al egoísmo; 
- la cooperación y la solidaridad venzan nuestra tendencia a competir entre nosotros. 
Concédenos que nos esforcemos en ser responsables en el trabajo, 
en el estudio, en el cumplimiento de nuestros deberes como personas y como familia. 

Queremos que, según el ejemplo de Jesús, de María y de José, 
tengamos en cuenta lo que Tú quieres de nosotros, 
al tomar nuestras decisiones. 
Te rogamos que tengamos siempre la lucidez del espíritu y la generosidad 
del corazón para emplear nuestras capacidades y nuestros bienes materiales 
de acuerdo con tu santa Voluntad. 
Inspíranos para aprender a establecer las justas prioridades 
en el manejo de ese precioso don tuyo que es el tiempo. 
Y ante todo, que seamos más sensibles a las necesidades 
y a los sentimientos de las personas que queremos. 
Padre Celestial, 
haz que nosotros vivamos siempre esta consagración 
esmerándonos en cultivar la paz, la confianza, la alegría y la comprensión 
entre nosotros los miembros de esta familia y con las demás personas, 
comenzando por las más cercanas. 
Te rogamos que nos protejas y protejas también a las personas que amamos, 
de todos los males que puedan provenir de nosotros mismos, 
del mundo materialista que nos rodea y del espíritu maligno. 
Haz que seamos más receptivos a la acción del Espíritu Santo 
y a la inspiración de la Santa Familia de Nazaret. 
Amén. “


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