Confiar en Dios con la alegría de la Virgen María


En nuestro camino del Adviento, nos detenemos a considerar la fe de María, a la luz del misterio de la anunciación. El ángel invita a la Virgen a alegrarse llamándola la “llena de gracia”. La fuente de la alegría de María es la gracia, la comunión con Dios. Ella es la criatura que, mediante su actitud de escucha de la palabra y su obediencia de la fe, ha abierto de modo único las puertas a su Creador. 

Como Abrahán, también María se fía plenamente de la divina palabra, convirtiéndose en modelo y madre de todos los creyentes. Pero, al igual que el Patriarca, la fe de la Virgen Santísima incluye un elemento de oscuridad. Ella debe renovar continuamente el “sí” dado en la anunciación, su sí a la voluntad de Dios hasta el momento de la cruz. Esta fe firme de María ha sido posible por su actitud constante de diálogo íntimo con la palabra de Dios, por su humildad profunda y obediente que acepta incluso lo que no comprende de la acción de Dios, dejando que sea Él quien le abra la mente y el corazón.
Benedicto XVI, 19 diciembre 2012

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