PUNTUACIÓN PARA ENTRAR AL CIELO

¿Sabéis lo del Juicio Final y lo de la puntuación para entrar al cielo?
Claro, habéis de saber que para entrar al cielo parece ser que hacen falta 1000 puntos. ¿Que no estáis enterados? Pues os lo vamos a contar.

Cuando llega uno  al cielo está fenomenal, porque allí te recibe San Pedro y te dice:

- "Vete diciéndome todo lo bueno que has hecho y vamos sumando. cuando llegues a mil puntos entras"

- Muy bien, muy bien. Pues yo, he ido a Misa todos los días de diario desde que tengo quince años"

Entonces San pedro saca su calculadora enorme, teclea un rato y sale la puntuación: ¡medio punto!

- "Bueno, pues también he rezado rosarios..., incontables. Tengo desgastados n sé cuantos rosarios"
-"Calcula cuantos - dice San Pedro -¿cien mil rosarios?"

-"Hombre, me parece un poco exagerado, pero démoslo por bueno y calculemos"

De nuevo toma la calculadora y teclea hasta obtener el resultado: 0,75 puntos (sumado ya  a lo anterior)

- "Pues todos los días he dado limosna a los pobres"

San Pedro sigue tecleando: 0,85 puntos

- "Pues me he flagelado tanto, tanto... que tengo la espalda como un colador. Me he flagelado muchísimo"

De nuevo saca la calculadora y ofrece su resultado:

- " 0,95 puntos"

¡Y hay que llegar a mil puntos!

- "También me he leído todas las vidas de santos, incluída la del Cura de Ars. Hacia adelante, hacia atrás, en español, en inglés, en italiano, en chino"

Calculadora: 1 punto

Entonces comenzó a ponerse nervioso:

-"Aquí, aunque diga toda mi vida en verso, es que no llego ni a 2 puntos"

Cuando ya llevaba 5 horas hablando, y ya no sabía lo que inventarse, se angustia, se tira al suelo y dice:

-"No, no, esto es imposible. Señor: o me metes Tú, o yo no puedo entrar"

Y en ese momento suena la campana: ¡1000 puntos!

-"Para dentro"



Que esta historia nos anime, no a vivir como caraduras, pero sí con una inmensa confianza que es Jesús que nos salva.

Sin olvidar aquello que dice San Ignacio de Loyola para la vida espiritual:
 Actúa como si todo dependiera de ti, confía como si todo dependiera de Dios