María nos invita a buscar en lo profundo

Nuestra Señora de Lourdes, a quien hace poco hemos celebrado, le decía a Bernardita “No te prometo la felicidad de este mundo, sino la del otro". Y luego dijo: “Ve a beber y a lavarte en la fuente” Bernardita fue al fondo de la Gruta, escarbó en el suelo y comenzó a brotar el agua, primero sucia, después clara y limpia.
Estamos llamados a una felicidad eterna, a una vida plena en Dios.
La Gruta es el corazón del hombre. María nos pide que escarbemos, que busquemos en lo profundo a Dios.
Él nos trata de liberar, por su amor, de todo barro de miseria, de todo pecado y nos da la plenitud.
Besando el suelo de la Gruta, Bernardita nos recuerda el encuentro de Dios con nosotros, tal y como somos y allí donde estamos; en el fondo de nosotros mismos hay una fuente de agua viva, está la vida misma de Dios. Una vida que no depende de las emociones, ni de los fracasos, ni de la fama. Una vida que surge de nuestra debilidad.
El único que puede saciar el anhelo de infinito es Dios.

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