NUESTRA SEÑORA DE LOURDES
El día once de febrero de aquel año 1858 cayó en jueves. Era
un día crudo de invierno. Bernardita acompañada de su hermana Toneta y su
amiguita Juana, marchan para ver si encuentran leña para calentarse en la
lumbre. Su madre le había encargado a Bernardita que, como gozaba de poca salud
y se constipaba enseguida, procurase no mojarse los pies. Su hermana y Juana cruzaron
el riachuelo. Ella se quedó sola y es entonces cuando llegó la aparición que ya
hemos visto relatada de su pluma...
Cuando volvieron Toneta y Juana les preguntó Bernardita: ¿"Habéis visto
algo?" Bernardita estaba radiante, y ellas, todo curiosas, le preguntaron:
¿"Y tú, qué has visto?"... Con gran sigilo, y no sin antes hacerles
prometer que a nadie lo dirían, les refirió la visión que había tenido...
Pero... llegadas a casa todo se descubrió. El calvario que esperaba a la pobre
Bernardita no es fácil describirlo en pocas líneas. Le prohibieron volver a la
gruta, pero impulsada por una fuerza interior, allí acudió y allí vio a la
Virgen dieciocho veces. En la sexta, el 21 de febrero, "dirigió un
momento la mirada por encima de mi cabeza, para recorrer el mundo. Después,
volviéndola llena de dolor sobre mí, me dijo: "Ruega a Dios por los
pecadores". Igualmente, varias veces, después: Penitencia, penitencia. En
la undécima, este encargo: Vete a decir a los sacerdotes que hagan construir
aquí una capilla,
Y dos días más tarde: Deseo que se venga aquí en procesión.
El 4 de marzo una madre sumerge a su hijo enfermo en el manantial nuevo, que se ha abierto paso al lado de la gruta; y proclama la primera su alegría, al sentir sano a su hijo.
El 25 de marzo "viéndola tan amable, le pregunté su nombre. Me sonrió. Se lo volví a preguntar, y volvió a sonreírse. Insistí de nuevo, y me dijo"Soy la Inmaculada Concepción". El 16 de julio, más hermosa que nunca, sonriendo con dulzura inefable, inclinó la cabeza en señal de despedida y desapareció".
Y dos días más tarde: Deseo que se venga aquí en procesión.
El 4 de marzo una madre sumerge a su hijo enfermo en el manantial nuevo, que se ha abierto paso al lado de la gruta; y proclama la primera su alegría, al sentir sano a su hijo.
El 25 de marzo "viéndola tan amable, le pregunté su nombre. Me sonrió. Se lo volví a preguntar, y volvió a sonreírse. Insistí de nuevo, y me dijo"Soy la Inmaculada Concepción". El 16 de julio, más hermosa que nunca, sonriendo con dulzura inefable, inclinó la cabeza en señal de despedida y desapareció".
Pronto aquel humilde paraje de Lourdes se hizo famoso en
todo el mundo. Empezaron a acudir peregrinos venidos de todas partes, hasta ser
un lugar de Peregrinación para Europa y otras partes del mundo. No hay duda de
que es uno de los Santuarios más visitados y más venerados de todos los
continentes. Allí han ido descreídos y han encontrado la fe. Enfermos de cuerpo
y de alma, y han hallado la salud para ambas cosas o para una de los dos. Allí
se respira una gran devoción, la presencia de Jesucristo en la Eucaristía, del
amoroso perdón y de la actividad de la Mediadora de todas las gracias. Quien la
visita una vez sale con el firme propósito de volver una y más veces para poder
experimentar la presencia sobrenatural que allí se respira. Son muchos los
milagros que desde la Gruta de Massabielle obra la Virgen María a cuantos
acuden a Ella.
ORACIÓN
¡Oh amabilísima Virgen de Lourdes, Madre de Dios y Madre
nuestra! Llenos de aflicción y con lágrimas fluyendo de los ojos, acudimos en
las horas amargas de la enfermedad a vuestro maternal corazón, para pediros que
derraméis a manos llenas el tesoro de vuestras misericordias sobre nosotros.
Indignos somos por nuestros pecados de que nos escuchéis: pero acordaos, os
diré como vuestro siervo San Bernardo, que jamás se ha oído decir que ninguno
de los que han acudido a Vos haya sido abandonado de Vos. ¡Madre tierna! ¡Madre
bondadosa! ¡Madre dulcísima! Ya que Dios obra por vuestra mano curaciones
innumerables en la Gruta prodigiosa de Lourdes, sanando tantas víctimas del
dolor, guardad también una mirada de bendición para nuestro pobre
enfermo…(dígase el nombre del enfermo/a). Alcanzadle de vuestro Divino Hijo
Jesucristo la deseada salud, si ha de ser para mayor gloria de Dios. Pero mucho
más, alcanzadnos a todos el perdón de nuestros pecados, paciencia y resignación
en los sufrimientos y sobre todo un amor grande y eterno a nuestro Dios,
prisionero por nosotros en los Sagrarios. Amén.
Virgen de Lourdes, ¡ rogad por nosotros !.
Consuelo de los afligidos, ¡ rogad por nosotros !.
Salud de los enfermos, ¡ rogad por nosotros !.
Rezar tres Avemarías.
Consuelo de los afligidos, ¡ rogad por nosotros !.
Salud de los enfermos, ¡ rogad por nosotros !.
Rezar tres Avemarías.
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