NUESTRA MISIÓN, SALAR, ILUMINAR...AMAR.


Cuando alguien nos dice: “Eres una gran persona” “eres un gran amigo”. ¡¡Esto nos llena!! Nos motiva. Nos alegra. Pues, hoy Jesús nos dice a cada uno de nosotros: “Eres la sal de la tierra”. “Eres la luz del mundo”. ¡¡Caramba!!

Nos lo dice Jesús, el Hijo de Dios, esto nos ha de llenar, nos ha de motivar, nos ha de alegrar. Son unas palabras que nos han de ayudar a cambiar la manera de vernos a nosotros... Somos sal, somos luz. ¡No os habéis retirado, ni jubilado de vivir! No sois alguien a quien el mundo supera por todas partes. No. No. Sois sal de la tierra, sois luz del mundo.

Y cuando uno coge conciencia de esto entiende un punto esencial del evangelio: la vida como una misión. Ser sal, ser luz, son palabras que denotan una función, una tarea a hacer, una misión. La vida cristiana entendida como una misión. ¿Es tu vida una misión? ¿Haces luz? ¿Das gusto, das sentido, a la vida de los demás?

Y fijaros que Jesús deja muy claro que la sal y la luz tienen una función, y que si no la hacen no pierden su razón de ser. Las palabras de hoy de Jesús, son muy bonitas, muy poéticas, muy estimulantes, pero, a la vez, también muy interpelantes y muy exigentes.

Si no salas, no eres bueno para nada. “Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente”. Si eres luz no te escondas. “No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte”.

Cuando Jesús nos dice una cosa como la de hoy, donde nos habla de un punto esencial del evangelio que afecta a nuestra vida muy claramente, y vemos que no lo acabamos de hacer demasiado bien, es necesario rezarlo, hace falta dialogarlo con Jesús: “¿Cómo puedo hacer luz? ¿Dónde no estoy haciendo la luz qué tendría que hacer? Dame tu luz. Limpiemos para que brille más. ¿Cómo hago luz en casa, en el trabajo, con Pepita o  Pepito?”. Y en la oración descubriremos que si somos sal y luz, no es porque seamos unas personas geniales, sino, porque estamos conectados a Él.

Y ¿qué es hacer luz o ser sal? ¡¡Buena pregunta!! Hay muchas maneras de hacer luz o ser sal. ¡Puedes explicar qué vives! ¡Puedes argumentar cuando ataquen tu fe! ¡Puedes no esconder que haces tal o cual cosa! ¡Puedes explicar las cosas católicas que haces! ¡¡Puedes hacer tantas cosas...!! Pero, lo mejor que puedes hacer, lo mejor que puedes hacer,..., ¡es amar! “Alumbre así vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielo”.

Aquí liga perfectamente la primera lectura y el evangelio, que se iluminan mutuamente. ¿Cuándo somos sal? ¿Cuándo somos luz?... cuando hacemos el bien, especialmente a favor de los más pobres, cuando amamos, especialmente a los más pobres.

En este sentido, ¡qué poesía, qué fuerza, qué claridad, qué contenido, nos da la primera lectura! Nos relata, muy bellamente, qué es amar:

“Parte tu pan con el hambriento,
hospeda a los pobres sin techo,
viste al que ves desnudo,
y no te cierres a tu propia carne”.

Amar es luminoso, hace luz!!. Però quizás, lo que puede hacer aun más luz es que amemos a los que es más difícil amar: los pobres, los inmigrantes, los refugiados, los musulmanes, o a ese que nos ha herido. Hemos de amar a todos. Sin ninguna excepción. Y, a veces, nos cuesta, por esto, es necesario implorar el amor de Dios para que se vierta en nuestros corazones y nos capacite para amar allí donde nos cuesta amar.

Siempre encontraremos excusas para no amar. Nuestro ego es un gran experto en encontrar excusas para no amar. Nosotros sabemos que el camino de Jesús no va por el camino de encontrar excusas para amar. Aunque algunas de estas excusas fueran ciertas, no podemos dejar de amar, de abrir los brazos, de acoger, de tender puentes. ¡No podemos dejar de hacerlo!

Y atención las consecuencias de hacer el bien:

“Entonces romperá tu luz como la aurora, en seguida te brotará la carne sana;... brillará tu luz en las tinieblas, tu oscuridad se volverá mediodía”.

Que esta comunión con Jesucristo nos lleve a amar como Él y llegue a ser sal y luz del mundo…

Frances Jordana




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