SACRIFICIO POR AMOR



Dios no quiere el sacrificio por el sacrificio, sino el sacrificio por amor. Ambas realidades van siempre unidas, porque el sacrificio purifica el amor, convirtiéndose  en la mejor expresión del amor y permitiendo que nos abramos a un amor infinitamente más grande que el nuestro. 
Si tenemos un cuerpo -una vida- es para hacer de ella un sacrificio -una ofrenda-  de amor. No hemos de ofrecer a Dios una vida de sacrificios, sino el sacrificio de la vida. Hemos de abrazar la cruz hasta llegar al <<Dios mio, lo quiero>> como expresión del amor verdadero e incondicional.







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